Aunque no lo creas, esta es una escena más habitual de lo que parece y, desde luego, la habrás reconocido si tienes hongos en los pies o, lo que es lo mismo, “pie de atleta”.
Un día, te das cuenta de que te pican los pies como nunca antes. De hecho, llevas una temporada percibiendo molestias extrañas en la zona, pero no le has dado mucho importancia.
Sin embargo, ese día te escuece muchísimo, hasta el punto de que estás deseando llegar a casa para descalzarte. Por fin lo haces y, ¿qué encuentras?
La piel ha perdido su tersura, ahora es más rugosa de lo normal y alguna uña tiene un color extraño.
Aunque no lo creas, esta es una escena más habitual de lo que parece y, desde luego, la habrás reconocido si tienes hongos en los pies o, lo que es lo mismo, “pie de atleta”.
A pesar de que se trata de una afección muy usual, muchos de los que la padecen sienten cierta vergüenza, ya que la tradición popular los relaciona con la falta de higiene personal. Sin embargo, no tiene por qué ser así.
Estamos hablando de una infección que se produce por el exceso de humedad. Por tanto, no se trata de falta de limpieza, sino de transpiración.
Es ahí donde debes buscar el origen los hongos en tus pies. Sabiendo esto, los remedios que uses para eliminarlo tienen que favorecer este proceso y actuar como antisépticos.
Así atajas la causa y el efecto.
3 remedios para eliminar los hongos en los pies
1. Preparado de vinagre de manzana
El vinagre de manzana es un antibiótico natural muy potente. Cuando se trata de una infección, recurrir a él siempre es una buena opción.
No obstante, el remedio que te proponemos incluye ingredientes que constituyen complementos ideales para cualquier antibiótico.
Ingredientes
2 limones
3 dientes de ajo
½ vaso de agua (100 ml)
1 rama de romero
1 vaso de vinagre (200 ml)
Preparación
Corta en rodajas los limones y quita la piel de los ajos.
Pon a hervir el agua con los limones, el ajo y romero y deja que se realice la decocción durante minutos.
Pasado el tiempo indicado retíralo del fuego para que se enfríe.
Una vez frío, añade el vinagre y remueve para se mezcle bien. Cuélalo.
Aplicación
Antes de aplicarlo sobre tus pies, procura que la zona esté bien limpia.
Para ello, usa jabón natural y agua y luego sécalos. Recuerda que la humedad es fatal.
Después, aplica el preparado todas las veces que necesites hasta que desaparezca la infección.
2. Aceite de árbol de té para los hongos en tus pies
Cuando hay hongos en los pies, no siempre se acumulan en la piel. De hecho, es muy habitual que se concentren en las uñas. Lo notarás por el color violáceo de las mismas.
A veces, incluso percibirás como si se te deshicieran poco a poco. Si has notado estos síntomas, el aceite de árbol de té es la mejor opción.
Su mayor virtud es que trabaja directamente contra aquello que te produce la infección, por lo que no solo sirve para paliar sus síntomas, sino para acabar con la causa.
Muchas personas que padecen este problema se quejan de que una vez que han aparecido, los hongos vuelven a surgir cada cierto tiempo.
No obstante, el aceite de árbol de té es muy eficaz para evitar futuros episodios, precisamente por su capacidad para atacar al detonante.
Puedes comprarlo en un herbolario e incluso está disponible en algunas grandes superficies.
3. Aceite de lavanda
El aceite de lavanda es un antifúngico muy efectivo pero, además de sus propiedades curativas, también aporta una capa protectora.
Así, a pesar de tu tendencia a sufrir este tipo de problemas, contarás con un aliado contra el mismo.
Para aplicarlo, usa el dosificador y pon unas tres gotas en el lugar afectado y déjalo secar 3 veces al día.
No olvides lavar y secar bien los pies antes, de lo contrario, el remedio perderá fuerza.
Como sucede con el aceite de árbol de té, puedes adquirirlo en grandes superficies y en comercios de productos naturales.
Últimas recomendaciones
Para terminar, nos gustaría recordarte que la prevención es esencial en este tema. Como decíamos, trata de evitar la humedad e intenta que el pie transpire lo máximo posible.
Para ello, usa calcetines de algodón siempre y pon los pies al sol, cuando tengas la oportunidad.
Con estas dos simples acciones, obstaculizamos en gran medida la supervivencia de los microorganismos