Fue anunciado como algo extraordinario, calificado hasta de «histórico» por una de las empresas involucradas: un pacto firmado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para venderle armamento a Arabia Saudita por un valor de US$110.000 millones.
La noticia ganó titulares antes y durante la visita de Trump a ese reino el mes pasado, la primera que realizó a un país extranjero luego de iniciar su mandato en enero.
Promovido por el yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, el acuerdo con Arabia Saudita incluiría la venta de material de defensa de diverso tipo, desde aviones de combate hasta sofisticadas bombas.
Esto fue visto como un símbolo de la amistad y confianza entre Washington y Riad, en tiempos de creciente tensión y desconfianza en el golfo Pérsico.
«Tenemos una fuerte relación con Arabia Saudita, y esperamos continuar nuestra colaboración para promover la seguridad regional», indicó el teniente coronel Roger Cabiness, portavoz del Pentágono, en un correo electrónico enviado este miércoles a BBC Mundo.
Sin embargo, especialistas independientes han comenzado a manifestar dudas sobre el alcance del negocio, y algunos han llegado a negar que exista un acuerdo de veras.
«Es una noticia falsa», indicó Bruce Riedel, experto en seguridad y exanalista de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA por sus siglas en inglés), en un blog que publicó el lunes en el sitio web de la Institución Brookings, un centro de investigación para el que trabaja en Washington.
Entonces, ¿qué hay realmente detrás del rimbombante anuncio de los US$110.000 millones?
«Hasta el infinito»
Riedel sostuvo que todo lo que hay hasta el momento entre EE.UU. y Arabia Saudita es «un montón de cartas de interés o de intención, pero no contratos».
«Muchas son ofertas que la industria de defensa cree que van a interesarle a los saudíes algún día», añadió. «Hasta ahora nada ha sido notificado al Senado para su revisión».
Consultado por BBC Mundo, Cabiness, el portavoz del Pentágono, dijo que «la venta de armas anunciada entre EE.UU. y Arabia Saudita es un acuerdo amplio en principio«.
«Comprende varias ventas individuales a lo largo de varios años, cada una de las cuales debe pasar por un proceso de adquisición separado. Estos pasos incluyen cartas de intención, cartas de oferta, cartas de aprobación, adjudicación de contrato y entrega», explicó.
Y agregó que «a medida en que los términos de esas ventas sean finalizados», notificarán al Congreso y harán públicos los detalles de cada una de las transacciones.
La cuestión es que algunos especialistas creen que los dos países difícilmente llegarán de esa forma a los US$110.000 millones anunciados en ventas.
El antecesor de Trump, Barack Obama, ofreció a Arabia Saudita durante su presidencia más de US$115.000 millones en armas, pero concretó solo US$57.000 millones, según cálculos de William Hartung, un experto el Centro para la Política Internacional citado por el diario The New York Times.
De hecho, hay quienes sostienen que el negocio anunciado por Trump incluye acuerdos propuestos previamente por el gobierno de Obama.
«No faltan precedentes de gobiernos que intentan hacer parecer lo que ya está sobre la mesa como nuevo y brillante. Pero esto no es particularmente nuevo ni brillante», dijo Gordon Adams, un profesor emérito de la American University, en Washington, experto en defensa y relaciones exteriores.
«Hablar de US$110.000 millones es extenderse hasta el infinito. En otras palabras, no es un paquete que se acuerda en un día sino una serie de pequeños tratos que podrían seguir por los próximos 5 o 10 años. En ese sentido, no hay nada nuevo aquí«, señaló Adams a BBC Mundo.
Tensión regional
El gobierno de EE.UU. está obligado por ley a informar al Congreso acerca de posibles ventas de armas a Arabia Saudita y las notificaciones hasta ahora suman unos US$25.000 millones, incluyendo varias enviadas durante el mandato de Obama.
El Pentágono indicó el lunes que el Departamento de Estado había aprobado una venta potencial de más de US$1.400 millones para proporcionar al reino sistemas de radar fronterizos y entrenamiento militar.
Esto ocurrió el mismo día en que Arabia Saudita y otros cinco países árabes cortaron relaciones diplomáticas con Qatar, país al que acusan de crear inestabilidad en la región y apoyar a grupos terroristas.
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La agencia de noticias estatal SPA indicó que Arabia Saudita había cerrado sus fronteras con Qatar, país que a diferencia de otros mantiene buenas relaciones con Irán.
Qatar calificó las medidas adoptadas para aislarlo como «injustificadas».
Esta situación ocurrió después de que Trump, en su visita a Arabia Saudita, instara a países musulmanes a ser más firmes contra la radicalización y culpara a Irán por la inestabilidad en Medio Oriente.
La tensión regional continuó en aumento este miércoles, cuando grupos armados atacaron en Irán la sede del Parlamento y el mausoleo del ayatolá Jomeini, dejando al menos una docena de muertos y 39 heridos.
El grupo autodenominado Estado Islámico se atribuyó los ataques, pero la Guardia Revolucionaria de Irán culpó a Arabia Saudita y a EE.UU. por lo ocurrido, indicando indirectamente que el ataque ocurrió tras el encuentro de Trump con la monarquía saudí.
Washington evitó hasta la tarde del miércoles responder a esa acusación, aunque el Departamento de Estado condenó en un comunicado los «ataques terroristas» en Teherán, expresando condolencias a las víctimas y sus familiares, y recordando al puedo iraní.
No obstante, hay analistas que creen que el claro respaldo dado por Trump a Arabia Saudita —reflejado en el anuncio de ventas multimillonarias de armas a un adversario de Irán— difícilmente contribuya a calmar las cosas en la región.
«Hay una situación potencialmente explosiva en el golfo«, definió Adams.
«Y este es el momento que el presidente eligió para alinear a los Estados Unidos con los saudíes, lo que solo aumenta la tensión regional».
Nota tomada de bbc.com/mundo