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domingo, noviembre 24, 2024

Rafa Nadal, el tenista 10 de Roland Garros

No hay nadie que pueda hacerle frente en el mundo terrenal. Rafael Nadal conquistó hoy su décimo título de Roland Garros y lo hizo con la suficiencia de los elegidos, de las leyendas que trascienden el deporte. El balear masacró a Stan Wawrinka con un contundente 6-2. 6-3 y 6-1,en 2 horas y 5 minutos.

Se quedó a tres juegos de igualar la marca de Björn Borg en 1978. El sueco sólo perdería 32 juegos hasta la consecución de la corona.

Sólo Margaret Court, en 1971, llegó a la cifra mágica de 10 Open de Australia. Ningún hombre lo había conseguido antes. Por tercera vez en su carrera, Nadal completaba un torneo perfecto, anteriormente lo consiguió en 2008 y 2010, acabando con el casillero de sets en contra a cero. Su rival suizo apenas pudo hacer frente al rey de la tierra durante los cinco primeros juegos.

Las opciones del discípulo de Magnus Norman pasaban por ganar la primera manga y rezar para la que la final no se alargara hasta un quinto set. Y es que acumulaba 5 horas y 19 minutos más que el balear en sus piernas.

Los registros de Rafa en tierra son mayúsculos pero en Roland Garros no encuentran un adjetivo. Ha jugado 81 partidos de los que ha ganado 79. Su porcentaje de efectividad se eleva hasta el 97, 53 por ciento. No es una máquina pero casi.

Eso es lo que debía pensar ‘Stanimal’ cuando veía que sus tiros ganadores no tenían la efectividad de las rondas anteriores porque el eterno mosquetero de París le forzaba a tirar desde posiciones incómodas. Esa era la táctica que había diseñado en el vestuario por última vez al lado de su tío Toni.

El equipo del campeón tuvo que ceder su habitual palco al cuerpo técnico y familiares de Wawrinka porque el helvético tenía mejor ranking que el español en el momento de hacerse el cuadro. No a partir de este lunes, cuando Nadal recupera el segundo puesto del ranking, sólo por detrás de Andy Murray.

Antes de iniciarse las hostilidades fue la actriz Nicole Kidman quien condujo hasta el palco de autoridades la Copa de los Mosqueteros. Allí estaba el Rey Juan Carlos I, amigo personal del mosquetero español. Luego sería el turno de Roy Emerson, 12 veces vencedor de ‘Grand Slam’, quien se la entregaría al fenómeno balear.

En el primer punto del partido ya tuvo que bajar a marcar una pelota dudosa Pascal Maria, el juez de silla francés de la final. La derecha de Stan se había ido larga. Nadal ganaría el primer juego en blanco en un preámbulo de lo que pasaría después.

El tenista de Lausanna necesitó seis puntos para estrenar su casillero. Empataría a uno. Luego fue él quien tuvo la primera pelota de ‘break’ en el tercer asalto. La salvaría su rival con el saque.

Al manacorí se le notaban los nervios por la imprecisión con la que pegaba su infalible derecha. Dio igual. Se fabricó cuatro opciones de rotura inmediatamente después pero tampoco las transformaría. No fallaría en el sexto juego. El marcador ya reflejaba un 4-2. Habían pasado 33 minutos. Ocho minutos después: 6-2.

Con el día más caluroso de la presente edición del torneo, caminaba sin prisa pero sin pausa hacia la historia. A su repetorio desde el fondo de la pista le unía la potencia con el saque. Elevó el marcador de velocidad hasta un tope de 198 kilómetros por hora. Por primera vez en muchos años la sensación era unánime en la grada: todo el mundo iba con Rafa.

Wawrinka había cantado victoria en sus tres finales anteriores de los ‘majors’ pero en la primera de ellas, ante el mismo adversario, tuvo la suerte de que éste se lesionara en la espalda. Nadal, cuando está sano, es otra cosa. Una apisonadora.

El campeón tenía la final en su terreno, logrando que Stan entrara, sin remedio, en intercambios largos que siempre perdía. Lo único que alteró los templados nervios de Rafa fue la amonestación por tiempo del árbitro al inicio del segundo set.

El eco de los gritos de Nadal llegaba a la central porque había una pantalla gigante para la ocasión en una de las pistas exteriores. Los golpes del español le parecían como un remolino de viento al helvético que se movía de lado a lado, lo que más odia del mundo.

En un visto y no visto, el luminoso reflejaba un 3-0 para el mosquetero de Manacor. Wawrinka celebró la consecución de su primer juego en la continuación como si le fuera la vida en ello. Lo que pasa es que la renta en contra era demasiado grande para darle la vuelta.

El mejor punto de la final

Stan tuvo que aplaudir con su raqueta el punto más espectacular del torneo. Corría el sexto juego. Una derecha imposible de Nadal, pegado a la publicidad lateral del estadio, que pasó con un ciclón hasta planear en el polvo de ladrillo El derrotado no iba a morir remando desde la línea blanca. Empezó a jugárselas todas y eso aceleró el desenlace.

La gente quería más tenis y empezó a gritar Wawrinka para no irse a casa antes de tiempo. El segundo set también había caído favorable al español por 6-3. El suizo, justo antes, partía por la mitad su instrumento de juego. En la tercera y definitiva manga, el guión no varió un ápice a pesar de que Stan pasó antes por los vestuarios para refrescar sus ideas. Nadal hizo ‘break’ de entrada y la luz de París poco a poco se fue apagando en el tenis de Wawrinka.

Rafa sumaba el decimoquinto ‘Grand Slam’, el primero en tres años, y se queda a tres de los históricos 18 de Roger Federer. El español no es sólo el chico 10 en Roland Garros sino que lo fue antes en Montecarlo y en Barcelona. En un gesto que honra al torneo, Nadal será el primer jugador que se lleva a casa una réplica exacta de la Copa de los Mosqueteros. Sus continuadas hazañas bien lo valen

 

 

 

http://www.marca.com/tenis/roland-garros/2017/06/11/593d60b7468aebbb5f8b4635.html

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