En el siglo XIX, las terrazas rosadas y blancas de Nueva Zelanda eran consideradas la octava maravilla del mundo. Hasta que una catastrófica erupción volcánica del monte Tarawera en 1886 las sepultó bajo montañas de barro y ceniza, y el mundo pensó que habían desaparecido para siempre. Ahora, investigadores de la Biblioteca Nacional de Nueva Zelanda creen haber identificado la ubicación de las terrazas, a 15 metros de profundidad de la costa y han pedido que un equipo de arqueólogos realicen un estudio completo que lleve a desenterrar este monumento natural. El estudio ha sido publicado en la revista de la Real Sociedad de Nueva Zelanda.
Las terrazas rosadas y blancas eran piscinas en cascada que descendían al lago Rotomahana, en la Isla Norte de Nueva Zelanda. En declaraciones a The Guardian, Rex Bunn, uno de los investigadores, contó que, aunque este lugar era la mayor atracción turística en el hemisferio sur y se llegaron a hacer visitas en barcos de turistas desde Reino Unido, Europa y América para verlas, nunca fueron investigadas por el gobierno de la época, así que no había registro de su latitud o longitud. Para hacerse una idea, los investigadores examinaron los diarios de Ferdinand von Hochstetter, un geólogo alemán-austríaco, que detalló la ubicación de las terrazas en 1859.
Aunque estudios anteriores han sugerido que esta formación había sido relegada al fondo del lago Rotomahana, los investigadores creen que las terrazas pueden estar enterradas en las orillas del lago en condiciones razonables, y que son capaces de estimar su ubicación con un margen de error de 35 metros. El equipo ahora espera liderar un estudio arqueológico de la zona para encontrar y restaurar las terrazas, aunque necesitan recaudar 50.800 dólares para que esto suceda. No obstante, el estudio choca con una investigación en 2011, en la que un submarino estudió el fondo del lago, y dijo haber encontrado restos de las terrazas destruidas.
La arqueología no se dedica únicamente a encontrar glorias pasadas formadas por la naturaleza. Durante las excavaciones para la construcción de una plaza pública como parte del programa “Mi calle”, proyecto de la ciudad de Moscú para la creación de grandes espacios peatonales, investigadores han descubierto cinco recámaras con muros de arco, construidas dentro del área tradicional de Kitay-Gorod. Trascendió que el Departamento de Patrimonio Cultural de Moscú mantendrá una de estas habitaciones abiertas para el público.