A través de un ensayo conjunto, este martes Estados Unidos y Corea del Sur respondieron al lanzamiento del proyectil intercontinental de Corea del Norte realizado el martes, en lo que fue una réplica contundente que incrementó la escalada de tensión.
Los dos aliados efectuaron múltiples lanzamientos en dirección al Mar de Japón (llamado “Mar del Este” en las dos Coreas) y probaron el misil balístico surcoreano Hyunmoo-2A, con un rango de unos 300 kilómetros, y el táctico estadounidense ATACMS.
Los ensayos practicados en la costa oriental surcoreana fueron acordados por los presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, y estadounidense, Donald Trump, como respuesta coordinada al lanzamiento norcoreano de la víspera.
Pese a que ambos aliados hacen cada año en primavera unas masivas maniobras militares que Pyongyang suele denunciar como un ensayo para invadir su territorio, es poco frecuente verlos realizar una prueba de misiles conjunta, acción que pretende servir de advertencia al régimen de Kim Jong-un.
“Tal y como ha demostrado el ejercicio con fuego real, podemos tomar decisiones de manera firme en cualquier momento si nuestros comandantes en jefe lo ordenan. El que piense de otro modo comete un grave error de cálculo”, dijo en un comunicado conjunto el líder de las tropas de EE.UU. en Corea del Sur, el general Vincent Brooks.
“El autocontrol, que es una elección consciente, es todo lo que separa al armisticio de la guerra”, añadió en un tono menos conciliador del habitual el militar estadounidense.
La respuesta de Seúl y Washington no va en la dirección planteada en la víspera por los líderes ruso, Vladimir Putin, y chino, Xi Jingping, durante su encuentro en Moscú, en el que pidieron a Corea del Norte una moratoria en sus pruebas de armamento e instaron a los dos aliados a abstenerse de ejecutar grandes maniobras conjuntas.
Por su parte, los medios norcoreanos siguieron hoy publicando detalles del ensayo del martes, el primero que Pyongyang realizado nunca con un misil intercontinental (ICBM por sus siglas en inglés), al tiempo que la televisión KCTV emitió las primeras imágenes del lanzamiento.
El régimen detalló en una nota de su agencia KCNA que el propio líder norcoreano, Kim Jong-un, calificó el proyectil de “regalo para los bastardos americanos en el Día de la Independencia” tras haberlo lanzado en 4 de julio, la mayor festividad nacional del país que Corea del Norte considera su enemigo acérrimo.
También se aseguró que el proyectil tiene “capacidad de cargar una gran ojiva nuclear”, una afirmación de la que dudan los expertos.
No obstante, el propio ministro de Defensa surcoreano, Han Min-koo, admitió hoy ante un comité parlamentario que la capacidad de Pyongyang para miniaturizar cabezas nucleares para equiparlas en misiles ha alcanzado un nivel “considerable”.
La nota de KCNA añadió además que la prueba sirvió para verificar que el misil es capaz de realizar correctamente la reentrada atmosférica.
La tecnología de reentrada atmosférica es necesaria para que la cabeza de un misil (donde se equipa una carga explosiva como, por ejemplo, una bomba atómica) soporte la vibración y el calor de la fase terminal de vuelo antes de impactar en su objetivo.
En este aspecto, Han consideró que la prueba del martes no arroja datos suficientes como para asegurar que Pyongyang ha logrado dominar ya esta costosa y compleja tecnología.
En definitiva, y aunque Seúl ha admitido que lo lanzado por Pyongyang es efectivamente un misil intercontinental, el Ministerio de Defensa surcoreano no puede afirmar aún que Pyongyang haya logrado desarrollado plenamente con éxito un ICBM.
En todo caso, el último ensayo de misiles subraya los crecientes progresos que el hermético país continua cosechando en su programa armamentístico.
La insistencia que ha mostrado con estos test en los últimos meses han incrementado la tensión en la región y endurecido la retórica de Washington, que ha insinuado la posibilidad de llevar a cabo ataques preventivos contra Corea del Norte.
Vía: Noticias24