El negocio de los cruceros es uno de los de mayor crecimiento en la industria turística de las últimas décadas. Todos los años se presentan cruceros más grandes y espectaculares con decenas de atracciones a bordo que incluyen casinos, teatros, parques de diversiones, restaurantes, pistas de diferentes deportes y muchas cosas más. Gigantes ciudades acuáticas capaces de trasladar un par de miles de pasajeros.
La que desembarca ahora en el mundo de los cruceros es la firma de hoteles de súper lujo Ritz Carlton. El concepto será completamente distinto: «Busco el efecto Maserati«, comparando con la automotriz italiana de excelencia, explicó Fredrik Johansson, propietario y director ejecutivo del estudio sueco Tillberg a cargo del diseño de los tres súper yates para la compañía hotelera. Y siguió: «Todos los barcos en el puerto lucen parecidos. Pero este no. Estamos diseñando un barco que de vuelta las cabezas. Quiero que la gente lo vea por fuera y se pregunte sobre lo impresionante que debe ser por dentro».
Los tres barcos de 190 metros de largo comenzarán a navegar en 2019 (los pasajes se comenzarán a vender en mayo de 2018). El concepto de Johansson es el del «anti-crucero«. No habrá enormes espacios tabicados, uno para comer, otro para beber, otro de espectáculos, casi siempre llenos de gente, sino diferentes espacios abiertos, «fluidos y transparentes», quebrando las tradicionales divisiones entre las áreas de comida y bebida. Tampoco habrá casinos.
Con capacidad para 298 pasajeros, la experiencia tratará de asemejar más la de los yates privados que la de los mega-cruceros. «El personal de servicio aparecerá silenciosamente desde ninguna parte, en lugar de los shows de cocina ruidosos», describió el sueco.
Uno de los espacios comunes será la recreación de una marina de amarre, con puertas de vidrio que se abren hacia un deck con barra de tragos y una piscina desde la que se podrán usar kayaks o paddle boards cuando el barco esté en puerto. En el último piso habrá un penthouse con techo retractable que funcionará como lounge durante el día y night club tras la caida del sol.
Los primeros dos barcos del Ritz Carlton navegarán el Caribe y el Meditarráneo, donde ya lo hacen los megracruceros. Pero al ser más pequeños, podrán atracar en puertos menos concurridos y más exclusivos, donde no lo pueden hacer las embarcaciones grandes, como St. Tropez, Mykonos, Portofino o St. Barth. El último crucero, que comenzará a navegar en 2022, será destinado al Pacífico Sur.
Otras diferencias serán el recorrido y la velocidad. El yate irá más lento y tocará menos destinos. «Haremos cuatro puertos en siete días, en lugar de siete puertos en siete días», explicó Douglas Prothero, director ejecutivo de Ritz Carlton. En cada parada subirán a bordo chefs, artistas, talentos y conferencistas locales para sumergir a los pasajeros en la cultura del lugar.