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sábado, septiembre 21, 2024

Por qué a veces los cubitos de hielo se nos quedan pegados en los dedos

Abres el congelador, sacas un hielo para tu bebida, y cuando lo vas a echar en el vaso descubres que se te ha quedado pegado en los dedos y tienes que aplicar cierta fuerza para desprenderlo. ¿Por qué pasa esto cuando el hielo normalmente es resbaladizo? La respuesta está, una vez más, en la física.

Lo que está ocurriendo es que, al tocar el hielo, la fina capa de humedad que protege nuestra propia piel se congela, formando una nueva película de hielo que une firmemente ambas superficies. El efecto es más pronunciado si tocamos el hielo con las manos mojadas, y solo ocurre cuando la temperatura del cubito aún está muy por debajo del punto de congelación.

Normalmente, la temperatura de nuestro cuerpo es suficiente para volver a fundir esa capa de hielo y desprender el cubito de la piel, pero eso puede no llegar a ocurrir si la temperatura exterior del aire sigue por debajo del punto de congelación. En climas muy fríos puede ser peligroso tocar superficies heladas con las manos desnudas porque hace falta más calor para separarlas.

En el momento en el que el hielo se deja fuera del congelador, su temperatura sube a entre -1 y 0 grados y se comienza a fundirse, formando una fina capa de agua líquida en su superficie. A partir de ese momento, el hielo deja de ser pegajoso para tornarse resbaladizo.

Para distinguir si un cubito de hielo se nos va a quedar pegado cuando lo toquemos basta con mirarlo. Si el hielo presenta un aspecto opaco, como ahumado, es que su temperatura aún está por debajo del punto de congelación. En esos casos basta con secarse los dedos con un paño para minimizar el efecto.

Fuente: Informe21.com

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