Los vecinos de las residencias Los Marrones ubicada en el Municipio Carrizal vivieron una noche de terror, luego de que la Guardia Nacional Bolivariana entraran de manera violenta en horas de la noche a los edificios con la operación “tum tum” y destrozaran desde carros, vidrios y hasta robaran a los habitantes.
Reseña el diario La Región que la vecina Anna aun tiembla cuando recuerda lo ocurrido en el municipio Carrizal, estado Miranda. No tiene claro si el “asalto” duró 15 o 30 minutos, para ella fue una “pesadilla que duró una eternidad” y que espera no volver a experimentar en su vida.
Detonaciones y gritos muy cercanos le advirtieron que algo no estaba bien. Sabía que desde las 12:00 del mediodía del martes un nutrido grupo de vecinos de Montaña Alta se encontraban realizando un “trancazo” a pocos metros de la entrada de sus residencias.
“Eran como las 7:00pm cuando tras una explosión se fue la luz, en segundo todo se convirtió en caos”, recuerda la mujer. No tiene claro si el sonido que la paralizó fue el de un transformador de la zona o si eran las armas de los guardias nacionales que a la fuerza ingresaban a Los Marrones, residencias conformadas por cuatro torres.
Ingresaron tras violentar la puerta de peatones del portón principal; la garita de vigilancia fue su primera parada. “Se comportaban como animales feroces, reventaron las ventanas de la vigilancia e incluso dañaron los teléfonos”.
Los testigos narran que en la oscuridad, provocada por los mismos efectivos que habrían disparado a un transformador de la zona, entraron disparando perdigones y bombas lacrimógenas. “Quienes estaban en el estacionamiento corrieron despavoridos hacía las torres, los guardias los siguieron y reventaron las puertas para entrar”.
En el piso uno de la torre dos aún está en el piso la marca que dejan las bombas lacrimógenas al activarse. No pudieron avanzar más porque el resto de los pisos estaban protegidos con puertas de metal instaladas por los vecinos hace pocas semanas.
Puertas, rejas, vitrinas, espejos y lámparas fueron arrancadas y destruidas en tres de las cuatro torres. En la segunda, los guardias ingresaron al salón de fiesta y se llevaron el sistema de cámaras de seguridad que se encontraba resguardado en un pequeño cuarto.
“Me metí debajo de la cama con mis dos niños a rezar”, narra otra de las vecinas, quien asegura que lo vivido fue una pesadilla. “Mi niña lo que hace es llorar desde anoche. Como yo tiene grabado los gritos de los vecinos y las detonaciones en su cabecita”, agrega visiblemente afectada.
Perdidas millonarias
Once vehículos fueron dañados y saqueados por los guardias nacionales. No sólo reventaron parabrisas y arrancaron retrovisores, sino que los abrieron y cargaron con equipos de sonido y cualquier objeto de valor que encontraron.
“Hampa, son hampones uniformados”, sentencia una de las víctimas mientras observaba como la mañana del miércoles los propietarios limpiaban sus carros. “Creen que meten miedo y lo que no saben es que su accionar violento nos da más fuerza porque es justamente de ellos que queremos salir, es justamente su comportamiento el que nos invita a luchar”.
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