El síndrome cardiorrenal se ha de reconocer como la disfunción simultánea de corazón y del riñón, o el empeoramiento de la función renal en pacientes con insuficiencia cardiaca aguda.
En el caso del síndrome cardiorrenal tipo 1, el empeoramiento de la función renal es un hecho frecuente y se produce como resultado de procesos fisiopatológicos complejos,.
Tradicionalmente, el empeoramiento de la función renal se ha asociado a peor pronóstico; sin embargo, algunas observaciones han puesto de manifiesto que el estado de sobrecarga de líquidos y la respuesta clínica al tratamiento podrían ser útiles para establecer la trascendencia de las alteraciones de la función renal que se producen durante un episodio de descompensación de la insuficiencia cardiaca.
La insuficiencia cardiaca (IC) es la primera causa de hospitalización en las personas de edad igual o superior a 65 años y es la causa de un porcentaje sustancial del total de ingresos hospitalarios y de los costos de la asistencia sanitaria.
La IC es un síndrome complejo que afecta a casi todos los órganos y sistemas del organismo. La disfunción renal es una de las comorbilidades más importantes en los pacientes con IC crónica y se acentúa o se hace más evidente durante los episodios de insuficiencia cardiaca aguda (ICA).
La asociación entre el corazón y el riñón en los pacientes con ICA es compleja, y no se ha esclarecido por completo esta interacción bidireccional.
Este síndrome se presenta generalmente en pacientes que sufren insuficiencia cardíaca, por lo que se les indica tratamiento con diuréticos o inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, mejorando su capacidad desde el punto de vista cardíaco, pero deteriorando su función renal.
Para mejorar la función renal se procede a liberar al paciente del consumo de sal y a disminuir las dosis de diuréticos, con lo cual la función renal se recupera parcialmente, pero con el costo del deterioro de la capacidad funcional.
Este es un círculo difícil de manejar y muchas veces se deberá aceptar un discreto estado congestivo y cierto deterioro de la función renal.
Para pacientes con síndromes cardio-renal tipo 1 y tipo 2 inicialmente se debe optimizar la terapia de insuficiencia cardíaca y evaluar la estructura y función renal y cardíaca. Estos pacientes por lo general comparten mecanismos patogénicos comunes, son con frecuencia pacientes de edad avanzada, con ateromatosis, con cardiopatía isquémica o cardiopatía hipertensiva, y por lo tanto es importante evaluar las arterias renales con ecografía Doppler que es el método menos invasivo.
Se debe optimizar la dosificación de diuréticos: aumentar la dosis de diuréticos es beneficioso desde el punto de vista cardiovascular, pero perjudicial desde el punto de vista renal y también desde el punto de vista pronóstico. Los pacientes que deterioran la función renal con los diuréticos presentan mayor mortalidad.
También se utilizan terapias específicas como la dopamina en dosis renal y el neseritide, aunque en el medio chileno no son empleados. Se utiliza la dobutamina, aunque no hay muchos estudios que la validen. En la actualidad existe evidencia de beneficio con otros inotrópicos como el levosimendan.
La ultrafiltración o hemodiálisis son también poco utilizadas en Chile al igual que otras terapias experimentales que se están empleando 23.
La terapia para la disfunción sistólica consiste en inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, que deben ser estrictamente controlados dado que es un medicamento que produce fallas renales reversibles; se debe realizar un seguimiento estricto y en caso de que se presente un deterioro significativo de la función renal o hiperpotasemia severa se debe suspender el medicamento.
También se utilizan los beta bloqueadores, los antagonistas de la aldosterona y los diuréticos; y se ha estudiado en estos pacientes la terapia no farmacológica como la resincronización y los desfibriladores implantables, no por muerte súbita, sino por miocardiopatía 24.
El carvedilol ha demostrado un aumento en la sobrevida de los pacientes dializados con miocardiopatía dilatada; es superior al placebo en diferentes estudios, razón por la cual se utiliza con frecuencia en nuestro medio25.
Los bloqueadores de angiotensina también han mostrado efectos sobre las tasas libres de eventos cardiovasculares. Takahasi y cols , mostraron que en el grupo control, 11 pacientes desarrollaron insuficiencia cardíaca, mientras que en el grupo tratado sólo 5. Con muerte súbita los pacientes fueron pocos, pero también se mostró una mayor presentación en el grupo control26.
Finalmente, los diuréticos son la primera línea en el tratamiento del paciente con insuficiencia cardiaca y síndrome cardio-renal tipo 1. La congestión no sólo causa los síntomas sino que probablemente contribuye al remodelado miocárdico y a la progresión de la insuficiencia cardiaca.
Nota tomada de Noticias24.com