El club catalán ha rechazado construir su proyecto en torno al brasileño y ahora tiene menos poder para convencerlo de que no se marche.
Neymar sabía donde se metía cuando firmó con el Barcelona. Lionel Messi era entonces y sigue siendo el mejor. El nuevo contrato del delantero argentino permitirá que extienda su reinado en el club hasta 2021.
El brasileño siempre se expresó sobre Messi de la forma en la que al Barça le gusta escuchar. «Héroe», «ídolo», «mejor del mundo» son todos los términos que ha usado en un momento u otro para describirle. Con otro contrato de cuatro años sobre la mesa, hay pocas probabilidades de que nadie deje a Neymar romper el techo de cristal y desaloje a Messi de su trono.
Neymar tiene ambición. Quiere ganar títulos, como cualquier otro jugador, pero también quiere galardones individuales. Quiere un estatus que se corresponda con sus capacidades, ser la referencia de un equipo y tendrá que irse para conseguirlo.
El Barcelona podría haber tomado una valiente decisión este verano y enfrentarse a la pregunta imposible. ¿Deberíamos vender a Messi? Lo rechazaron. Hubo una breve oportunidad en la que podrían haber aprovechado los fondos para vender a Messi y reinventar todo el equipo usando a Neymar como punta de lanza.
Él demostró en el partido contra el PSG en los octavos de final de Champions League que era capaz de guiar al Barça, ya llevaba tiempo haciéndolo en Brasil pero la sombra de Messi es alargada. Nunca podrá ganar el Balón de Oro jugando en el mismo equipo que Messi y ni siquiera podrá lucir el 10 en su camiseta.
La decisión de PSG de pagar la cláusula de 222 millones de euros puede ser buena para ambas partes a pesar del alto precio. El club francés no ha cumplido en las dos últimas ediciones de la Champions e incluso han cedido el trono en la Ligue 1 al Mónaco.
Se suponía que la salida de Zlatan Ibrahimovic serviría para comenzar una nueva era en París; sin una estrella única que lo domine todo por encima del resto. Ahora, Neymar sería la nueva imagen del proyecto como Messi lo es del proyecto del Barcelona. En París encontrará varios compatriotas como Dani Alves, con el que podría reencontrarse tras un año seperados.
Motivos extradeportivos también hay como los persistentes problemas de impuestos y corrupción le han acosado a él ya su familia desde su polémico fichaje procedente del Santos en 2013. También se dice que su padre está indignado porque el Barça decidió no fichar a Lucas Lima este verano. Una operación que habría garantizado un aliado para Neymar en el vestuario y que también habría supuesto una comisión para su padre por cerrar la transferencia.
La gran diferencia entre el Barcelona y el PSG es que el equipo francés es un equipo sin una superestrella y en el Camp Nou hay demasiadas. Los blaugranas pueden enriquecer sus arcas pero debilitarse en el campo. La economía culé se resiente por el gasto que supone mantener a la MSN en la plantilla. Esto le obliga a tener que regatear hasta para fichar a Paulinho.
El Barcelona ha confiado todo su proyecto en la necesidad de mantener a Messi durante las próximas cinco temporadas pero el daño colateral puede acabar siendo que Neymar se marche.
Vía: Goal