Carlos Andrés Requena, dirigente social más que político de muchos años en Ciudad Guayana, a pesar de ser un hombre relativamente joven, está detenido por “guarimbero”.
Su único delito darle la cola al supermercado Santo Tomé de Los Olivos a una muchacha. Unos funcionarios del Sebin se lo llevaron preso hasta el comando de la GNB en Los Mangos.
Requenita como le dicen sus amigos es un tipo afable, servicial, solidario y muy trabajador. Se gradúo con una beca que un grupo de amigos le dio. Se hizo docente en la Ugma y es uno de los más trabajadores en esa Casa de Estudios. Es más, da clases en San Félix aunque vive en Unare.
Anda para arriba y para abajo en su carrito y es amigo de los amigos hasta la muerte aunque esos amigos no sean igual con él.
Como él ese día, el jueves 20 de Julio de la semana pasada, cinco personas más, entre ellas la muchacha que iba con él en el carro fueron “recolectados” por efectivos del Sebin y de la GNB que iban y los entregaban en el comando de Los Mangos.
Ustedes saben, debido a la “resistencia” que al parecer vive en esa urbanización, la Guardia Nacional Bolivariana se vio obligada a instalar una carpa o comando itinerante para tratar de enfrentar a quienes tienen tres años echando vaina, a juicio del gobierno y de algunos vecinos, también. Ellos afirman hacerlo por la libertad.
Y es que al parecer, este gobierno está empeñado en reeditar “1984 de George Orwell” en Venezuela, tal cual Cuba, donde no hay transporte público pero una inmensa tristeza atrapa la atmósfera de una isla caribeña que no exhibe sino en zonas específicas y parecen escenario de Hollywood, esa alegría típica del sol y del mar.
Trajimos seis
Los efectivos de la GNB y del Sebin recogían a la gente y la llevaban al comando y decían: Trajimos seis y volvían a hacer la razzia.
Ese día sólo atraparon a esos seis pececitos, todos los demás se le escaparon, pero Carlos Andrés Requena quedó detenido aunque les dijo que era profesor de la Ugma, que era abogado (craso error a mi juicio), que no era guarimbero pero nada, se lo llevaron.
Esperó la audiencia y el juez Primero de Control en una actuación extrapetita decidió que estos detenidos estaban incursos en agavillamiento, alteración del orden público y otras minucias que le permitieron dictarles a todos, incluyendo a mi amigo Carlos Andrés, privativa de Libertad.
La fiscalía a cargo de la imputación solicitó cautelar con presentación pero debido a la pelea entre el TSJ y la Fiscalía General de la República, los jueces se han convertido en imputadores y han perdido la condición de juzgar de forma ecuánime o más o menos imparcial y han asumido las funciones de la Fiscalía.
Así pues si un fiscal pide libertad, el juez impone cárcel; si el fiscal pide cadena perpetua (que aquí no existe, uno no sabe si es bueno o malo), el juez libera.
En fin. Es lo que llaman gerencia hormonal, que no sólo nos afecta a las mujeres, por lo visto. CNP 4.568