Los mosquitos son seres selectivos. Necesitan nuestra sangre para conseguir proteínas y así poder reproducirse pero no la sacan de cualquiera. Nuestro aroma, que depende de varios factores como nuestro aliento, nuestra piel y hasta nuestro metabolismo, los guía y los tienta más o menos. Diferentes estudios se ocuparon de entender cuáles factores externos pueden determinar que seamos más tentadores.
Para empezar, según un estudio de 2016 realizado por el Journal of Insect Science , podemos cubrir nuestro olor con repelentes pero eso solo funciona por dos horas. Por eso insisten en que reaplicar es fundamental para una buena protección.
Una estudio realizado por el investigador Steve Lindsay publicado en la revista británica The Lancet en 2000 aseguró por otra parte que las mujeres embarazadas atraen al doble de mosquitos que aquellas que no lo están. Esto puede tener que ver con el cambio hormonal que modifica el olor del cuerpo, y también el aumento de la temperatura corporal.
Foto: Archivo Otro factor a tener en cuenta es que lo que más llama a estos insectos es el dióxido de carbono, según explica un artículo del Smithsonian , y que son capaces de detectar este elemento a 50 metros. Las personas con cuerpos más grandes, espiran más dióxido de carbono y son blancos más fáciles. Lo mismo corre para los grupos de mucha gente. Hay más chances de que los bichos nos encuentren si estamos entre muchos humanos que si estamos solos. El tipo de grupo sanguíneo también puede influir. Un estudio de 2004 demostró que el grupo 0 atrae más mosquitos que los grupos B, AB Y A.
Finalmente, la razón más misteriosa: la cerveza. Un estudio pequeño de 2002 publicado en el Journal of the American Mosquito Control Association comprobó que consumir 300 ml de cerveza aumenta las chances de conquistar a los insectos. Sin embargo, no pudieron explicar si se trata del cambio de la composición de la transpiración que beber cerveza supone, o si tiene que ver con la temperatura del cuerpo.