Con la primera, puede presentarse fiebre alta durante varios días; intensos dolores de cabeza; pérdida de apetito y malestar general, y la recuperación tarda semanas.
Si estás resfriada padecerás congestión nasal, estornudos, dolor de garganta y molestia en el pecho, pero estarás mejor en menos tiempo y sin fiebre grave. ¡Cuídate de ambas!
Fuente: Vanidades.com