Los usuarios tienen muchas cosas en cuenta a la hora de hacerse un tatuaje para evitar problemas de salud.
La reputación del estudio, el trabajo previo del tatuador y la calidad y esterilización de los materiales influyen a la hora de decidirse por un lugar específico para marcarse para siempre la piel.
Pero no solo eso está en juego, pues un estudio recientemente realizado en ‘Scientific Reports’ muestra que la tinta de los tatuajes, que contiene hollín, óxidos metálicos y sales, tiene un impacto del que nadie ha hablado antes.
Según RT, ” Esos compuestos son poco o nada tóxicos si se consumen vía oral. Sin embargo, la respuesta inmune ante determinados colorantes suele provocar un enrojecimiento de la piel que, en ocasiones, son mucho más duraderos que la reducida inflamación primaria”.
Pero el dato más destacado fue que cuando se analizaron los resultados de los estudios hechos en personas tatuadas se encontró acumulación de pigmentos en los nodos linfáticos.
Por esta razón los ganglios linfáticos aumentaron su tamaño y sus moléculas orgánicas cambiaron. El sistema inmune identifica estas moléculas de los pigmentos como objetos extraños que puede degenerar en inflamaciones cutáneas y otros problemas, porque los residuos se quedan en la linfa de por vida.
Vía: teleamazonas
