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viernes, septiembre 20, 2024

‘Blade Runner 2049’: Una película de estudio que cuestiona tu humanidad

La secuela protagonizada por Ryan Gosling satisfará a los fans de la original, pero lamentablemente flaquea al intentar ser perfectamente comprensible para todo el mundo.

Hay muchas cosas que no podemos contarte de Blade Runner 2049. Por dos motivos. Primero, Warner Bros nos ha detallado una serie de puntos de la trama que no podemos desvelar. Y segundo, su director — el quebequés Denis Villeneuve — envío un mensaje al principio de la proyección para prensa a la que asistimos según el cual quiere que preservemos la experiencia de la audiencia al ver esta película, permitiendo que no sepa nada sobre la trama de su historia.

Nos gusta respetar los deseos de los cineastas. Así que lo único que te vamos a contar de lo que sucede en esta secuela del filme original de Ridley Scott es que está ambientada en California en 2049. La Tierra sigue siendo un planeta devastado por la radiación. Ryan Gosling interpreta en ella a K, un blade runner o cazador de replicantes ilegales. Robin Wright es su jefa en el departamento de policía de Los Ángeles. Ana de Armas es Joi, la persona con quien él comparte su vida. Y Jared Leto se pasa de sobreactuado como Wallace, el dueño de la empresa fabricante de los únicos replicantes legales en ese momento: los muy fieles Nexus 9. Sí, Harrison Ford y su Deckard también tienen un papel, pero tendrás que ver tú mismo cómo encaja el ex blade runner en esta historia.

Lo que sí que podemos decirte es que Blade Runner 2049 va a conseguir que te plantees tu humanidad e incluso la humanidad de Siri o el dispositivo con tecnología artificial que sea. Y es que Villeneuve retoma uno de los temas recurrentes en Blade Runner e insiste todavía más en él, retando al espectador a redefinir aquello que constituye ser humano o no, independientemente del origen biológico o digital de alguien.

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Ryan Gosling y su K en Blade Runner 2049.

 

Aunque la mayor cualidad de Blade Runner 2049 sea la solidez de una historia de misterio. Tras recibir el encargo de retirar a un replicante antiguo (Dave Bautista en un papel hecho a su medida) que trabaja en una granja de proteínas (el eufemismo de 2049 para los nutritivos gusanos), K descubrirá algo. Este algo desvelará algo más — sí, hay que usar este tipo de vaguedades –, que a su vez le llevará a seguir desenmarañando esta historia hasta tratar de encontrar la solución del enigma. Y es en esa resolución de un caso policial, donde la nueva película funciona mejor.

También en todo lo referente a su reminiscencia constante de la original. Desde con su música: Benjamin Wallfisch y Hans Zimmer han compuesto una banda sonora digna de Vangelis; a la fotografía de Roger Deakins que retrata los neones de los rascacielos infinitos de un Los Ángeles siempre oscuro y frío; o un diseño de producción que vuelve a tener un aire retro y hará que quieras saber todas las localizaciones de esta película igual que sucedió con la anterior.

Y es que se nota que Blade Runner 2049 es una superproducción de estudio con mucho dinero para conseguir que lo mejor de la tecnología de 2017 se ponga a su servicio tratando de emular 2049.

Aunque sí, ser una película de estudio es también uno de los mayores problemas de este título. Son muchas las preguntas que nos planteó Blade Runner. Pero serán seguramente menos las que te planteará ésta. Y es que hay momentos en la trama en los que incluso se puede adivinar que Villeneuve debió recibir una nota del estudio para incluir una frase de diálogo que clarificara algo a lo que sólo se había apuntado poco antes. Seguir la trama de Blade Runner 2049 te costará poco porque parece que han querido que esta película pueda ser digerida por todos los públicos. También si no están prestando demasiada atención o la consumen mientras envían un mensaje de texto y actualizan su estatus en Facebook a la vez.

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Harrison Ford en Blade Runner 2049.

Warner Bros. Entertainment

El otro problema de Blade Runner 2049 es su incapacidad por ser completamente independiente del film original y arrastrar personajes innecesarios. El primer comentario de nuestro editor jefe Gabriel Sama, sólo salir de ver la película, fue que le sobró ver a Ford en 2049. Esta película funciona perfectamente bien antes de que él aparezca y, seguramente, podría haber funcionado mejor sin su presencia.

A pesar de sus exigencias comerciales, Blade Runner 2049 sigue siendo una película de muchísima calidad. No tiene nada que ver con Indiana Jones and the Kingdom of the Crystal Skull o incluso Star Wars: The Force Awakens, esos dos títulos recientes en la filmografía de Ford en los que resucitó a otros personajes clásicos (Indiana Jones y Han Solo, respectivamente) de forma no necesariamente satisfactoria para todos. Los fans de Blade Runner no hubieran aceptado una secuela que no estuviera a la altura de la original. Aunque los fans de Blade Runner no deberían aceptar más secuelas.

En todo caso no podemos dejar de mencionar otro de los temas inherentes en este título. Algo que Villeneuve ha conseguido con mucho menos simbolismo estrafalario y mucha más maestría que Darren Aronofsky en mother!. Y es que Blade Runner 2049 no deja de ser una fábula ecologista. Nadie podría querer vivir en la Tierra yerma, castigada por la radiación, superpoblada y oscura de Blade Runner 2049. Y, sin embargo, parece que seguiremos yendo en esa dirección sin acabar de saber cómo evitarlo.

 

 

Vía: cnet

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