Represalia por los “ataques” acústicos a funcionarios estadounidenses de la embajada en La Habana.
Estados Unidos anunció ayer la expulsión de 15 funcionarios de la embajada cubana en Washington en respuesta a los misteriosos «ataques» acústicos que han sufrido 22 diplomáticos estadounidenses en Cuba. La medida se toma cuatro días después de que Donald Trump ordenara la retirada de la mayoría de su personal en la embajada en La Habana y pidiera a los estadounidenses que no viajen a la isla.
La medida afecta a dos tercios del personal cubano en la embajada, según medios estadounidenses, y promete agravar las tensiones entre los viejos enemigos de la Guerra Fría.
Estados Unidos no ha culpado directamente a Cuba por los ataques que han causado síntomas físicos a varios de sus diplomáticos en la isla y, de hecho, está cooperando con el gobierno de Raúl Castro en la investigación de los mismos.
Pero Washington sí exige a La Habana que tome medidas para certificar la seguridad de los diplomáticos estadounidenses en Cuba, y mantendrá bajo mínimos las embajadas en ambas capitales hasta recibir garantías al respecto.
Estados Unidos «mantiene sus relaciones diplomáticas con Cuba y seguirá cooperando con ellos en la investigación de los ataques», dijo sin embargo el secretario de Estado, Rex Tillerson en un comunicado.
El embajador cubano en Washington, José Ramón Cabañas, recibió ayer martes una lista con los nombres de los 15 funcionarios cubanos expulsados, que deben salir del país en un plazo de siete días, aunque no han sido declarados «persona non grata».
La semana pasada, además de reducir el personal de su embajada en Cuba, Estados Unidos suspendió indefinidamente la emisión de visados a cubanos.
Varios legisladores republicanos cubano-estadounidenses, entre ellos el senador Marco Rubio, habían promovido la expulsión de los diplomáticos cubanos. «Felicito al Departamento de Estado por la expulsión de diplomáticos cubanos en Estados Unidos», dijo en un comunicado Rubio.
Geoff Thale, analista que lidera un grupo de derechos humanos en Washington, dijo que «Estados Unidos está utilizando la confusión y la incertidumbre en torno a estos eventos como justificación para dar un paso hacia atrás en las relaciones con Cuba».
Scott Hamilton, principal diplomático de Estados Unidos en La Habana, anunció en un mensaje publicado en Facebook que también abandona la isla. «Soy optimista y espero que regresemos algún día», escribió. «Hasta la próxima Cuba».
En La Habana, la decepción era visible. «Volvemos quizás a la década de los años 60. No habrá nunca paz entre Cuba y Estados Unidos, es una pena, tan cerca pero muy lejos», dijo María, una oficinista de 45 años.
Muertos y dinero.
La expulsión de los diplomáticos cubanos se conoció mientras Trump recorría Puerto Rico, isla arrasada por el huracán María.
Trump minimizó el desastre en este territorio estadounidense del Caribe frente a la «catástrofe real» que supuso el huracán Katrina en Nueva Orleans. «Cada muerte es un horror, pero si miramos una catástrofe real como Katrina y nos fijamos en los cientos y cientos de personas que murieron y lo que pasó aquí con una tormenta que fue totalmente imponente… ¿Cuántos muertos tienen ustedes?» inquirió, para contestarse: «Dieciséis contra miles».
En 2005, el huracán Katrina mató a más de 1.800 personas en el área de Nueva Orleans, en el estado de Luisiana. El 20 de septiembre pasado, el huracán María dejó 16 muertos en Puerto Rico.
Casi dos semanas después de que María azotara la isla, gran parte de los 3,4 millones de habitantes siguen sin acceder a electricidad y agua potable, y la comida y gasolina escasean en medio de enormes daños a la infraestructura.
Trump también señaló que, aunque odiaba decirlo, la gestión de la crisis en Puerto Rico le había costado mucho dinero a Estados Unidos. «Gastamos un montón de dinero en Puerto Rico y eso está bien. Hemos salvado muchas vidas», señaló a su llegada a la isla para una visita de cinco horas.
Vía: El Pais