Antes de la votación en Diputados, y en medio de rumores, el presidente fue internado por unas horas
Día de puro nerviosismo en Brasilia. Mientras la Cámara de Diputados debatía si frenaba o daba luz verde a la segunda denuncia por corrupción contra el presidente Michel Temer, el jefe de Estado fue internado de urgencia en un hospital militar por un problema urológico.
Al caer la noche, tras una suspensión de la sesión, los legisladores votaron por sepultar la demanda iniciada por la Procuraduría General de la República en el marco del escándalo de sobornos del frigorífico JBS, en tanto que el gobernante recibió el alta luego de un procedimiento médico.
Con 251 votos a su favor, 233 en contra, 25 ausencias y dos abstenciones, al final Temer pudo volver a su residencia más tranquilo para recomponer su estado de salud y su debilitada imagen política, con apenas un 3% de popularidad.
En el Palacio del Planalto nunca se dudó de que la oposición no llegaría reunir el apoyo de dos tercios de la cámara -342 sobre un total de 513- para hacer avanzar la acción penal por asociación ilícita y obstrucción de la justicia.
El propio Temer había comandado personalmente los esfuerzos por mantener unida su base aliada y recurrió a todo tipo de polémicas maniobras para garantizarse su éxito: liberación de recursos públicos, distribución de cargos, promesas de medidas y hasta advertencias a los posibles «traidores».
La misma estrategia había usado en agosto para deshacerse de la primera denuncia -por corrupción pasiva- que la procuraduría había presentado contra él al revelarse el caso de JBS, el frigorífico más grande del mundo.
Sin embargo, la noticia de la emergencia médica del mandatario paralizó al Congreso, y la falta de información clara generó incertidumbre entre los brasileños, que ya tienen un historial de dos presidentes muertos en el cargo y otros dos entre su elección y la asunción.
La mayor preocupación era que Temer hubiera tenido alguna falla cardíaca. A principios de este mes, al jefe de Estado se le había diagnosticado una leve obstrucción en una arteria coronaria, pero los médicos sólo le recomendaron tomar aspirinas diariamente y mantener una dieta adecuada.
Según explicó más tarde el Planalto ayer, Temer se sentía mal ya por la mañana, y luego del mediodía, con fuertes dolores, consultó al departamento médico de la casa de gobierno.
«El médico de guardia constató una obstrucción urológica y recomendó que fuese examinado en el Hospital del Ejército», se informó en un comunicado de la residencia presidencial.
«El presidente de la república fue sometido a una sonda vesical de alivio por video. El presidente está en reposo, se siente bien y deberá recibir el alta hoy mismo [por ayer]», se agregó a media tarde.
Por las dudas, se había preparado el avión presidencial para trasladar a Temer a San Pablo, y tanto la primera dama, Marcela Tedeschi de Araújo, como el médico personal del mandatario, Roberto Kalil, acudieron al Hospital del Ejército, rodeado de un fuerte operativo de seguridad.
Pasado el susto, el líder de Diputados, Rodrigo Maia, retomó la sesión de la cámara y para decidir sobre la denuncia pendiente contra el mandatario y dos de sus principales ministros: Eliseu Padilha, jefe de gabinete, y Wellington Moreira Franco, secretario general de la presidencia.
Poco antes de dejar su cargo, el mes pasado, el ex procurador general Rodrigo Janot había acusado a Temer y sus asesores de recibir unos US$ 190 millones en sobornos de JBS y de intentar comprar el silencio de correligionarios del oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) detenidos en la operación anticorrupción Lava Jato para evitar que se volvieran delatores ante la justicia.
El diputado socialdemócrata Bonifacio Andrada, relator del caso ante la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara baja, consideró la denuncia «infundada, vacía y falsa» y pidió frenarla para que Temer no fuera obligado a apartarse del cargo y no fuese juzgado por el Supremo Tribunal Federal.
En tanto, la oposición liderada por el Partido de los Trabajadores (PT) se negó a dar quórum hasta tarde alegando que el presidente había «comprado» el apoyo de muchos colegas a través de la liberación de recursos para sus distritos y la distribución de cargos. El diario O Estado de São Paulo estimó en US$ 10.200 millones el costo de las dávidas otorgadas por el Planalto a diputados entre junio y octubre para bloquear las dos denuncias de corrupción contra el presidente.
«Temer no reúne más las condiciones morales, institucionales o políticas para continuar gobernando Brasil», afirmó el diputado petista José Guimarães, mientras otros colegas opositores coreaban y alzaban carteles con la consigna «¡Fuera, Temer!».
Vía: La Nación