Por primera vez en 14 años la Asociación Nacional de Cardiología y el Colegio Nacional de Cardiología de los Estados Unidos cambiaron la definición de presión alta: una medición por encima de 130/80 ya se considera peligrosa, un ajuste de la tradicional medición superior a 140/90.
Como consecuencia, si antes el 32% de la población sufría de hipertensión, los nuevos parámetros hacen que el 46% de las personas de ese país se encuentren amenazadas por lo que se llama «el enemigo silencioso».
El criterio ajustado elimina también la categoría de pre-hipertensión, que era la ubicada entre 120 y 139 de presión sistólica (cuando el corazón se contrae y la sangre fluye por las arterias) y 80 y 89 de diastólica (cuando el corazón se relaja).
La mayor parte de la investigación que apoya el cambio proviene de un estudio a gran escala (9.000 personas), cuyos primeros resultados se presentaron en 2015 y pusieron en cuestión lo que se tenía por cierto sobre el manejo de los problemas de presión.
Nota tomada de globovision.com