En los últimos años una tendencia se ha ido apoderando de los patios traseros de Estados Unidos, que ha ocasionado disputas ocasionales entre los vecinos. Sus huevos son frescos, está claro de dónde vienen y la cría de aves es algo educativo para los niños.
Esta situación está causando una «tendencia de salud pública emergente» en forma de brotes, cada vez mayores, de salmonela, según han informado los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés).
No ayuda que, según los datos disponibles, una proporción nada insignificante de personas besen a sus pollos y permitan que estén en la sala de estar. Este tipo de hallazgos se encuentran entre las «prácticas de alto riesgo» ya que estos animales, cada vez más, «son considerados mascotas del hogar», de acuerdo a un nuevo estudio de CDC.
Las infecciones por salmonela puede provocar una situación de salud muy aguda y, en casos muy raros, puede causar la muerte. Se originan con bacterias que salen de los intestinos de los animales, entran en contacto con el exterior a través de las heces y, por lo general, se transmiten a personas a través del agua contaminada o los alimentos. Los brotes más recientes registrados en Estados Unidos se ha debido al contacto con las aves de corral, por lo que el CDC ha tenido que analizar varias bases de datos y estudios para determinar el papel de las cooperativas en el problema.
Estos son algunos hallazgos básicos:
De 1990 a 2014, hubo 53 brotes de «salmonela asociada a las aves de corral» que enfermaron a 2,630 personas, 387 resultaron hospitalizadas y cinco murieron.
Alrededor de un brote ocurrió cada año, entre 1990 y 2005.
Entre 2005 y 2014 se elevaron a cuatro brotes al año.
Aproximadamente seis de cada diez pacientes dijeron que habían estado expuestos a las aves de corral y el 74 por ciento dijo que la exposición ocurrió en casa.
A continuación exponemos algunas de las acciones más sorprendentes. Con respecto a las aves expuestas a los bebés, estos son los porcentajes que informaron de lo siguiente:
Acurrucarse con las aves: 49 por ciento.
Dar besos a los pájaros: 13 por ciento.
Casi la mitad (el 46 por ciento) de los pacientes admitió que permitía aves de corral en casa. De estos, los porcentajes eran los siguientes:
En la sala de estar: 22 por ciento.
En la cocina: 12 por ciento.
En el dormitorio: 10 por ciento.
En el baño: 10 por ciento.
Por desgracia, en esos pacientes se desconocía si los acariciaban o los besaban.
Alrededor de la mitad de las personas que abrían las puertas de su casa a los pollos informó que habían tenido esas aves durante un año o menos. El estudio sugiere que la inexperiencia podría tener algo que ver con su desconocimiento sobre «las prácticas de cría apropiadas» (aunque un porcentaje ligeramente mayor dijo que conocía el vínculo entre las aves de corral y la salmonela).
Los autores también fueron muy categóricos en su oposición a esta práctica: «las aves de coral nunca deben permitirse dentro de casa».
En resumen, los propietarios de este tipo de animales, sobretodo los que tienen niños, deben lavarse las manos con regularidad. Los trabajadores sanitarios, los veterinarios, los pediatras, los criaderos, las tiendas de animales y otros actores clave deben difundir el mensaje sobre el riesgo.
Vía: Globovision