El papa Francisco ha llegado este lunes a Myanmar (la antigua Birmania) donde inicia una visita que llevará también a la vecina Bangladés. El papa visita la región hasta el 2 de diciembre en plena crisis de los refugiados rohinyá: más de 620.000 personas se han visto obligados a buscar refugio en Bangladés por la persecución autoridades birmanas. Para Naciones Unidas es la peor crisis de refugiados desde los 90 y el genocidio de Ruanda.
En su primer día en el país, Francisco se ha reunido durante 15 minutos con el jefe de las Fuerzas Armadas, general Min Aung Hlaing. La reunión, en la que han participado también tres generales del Servicio Especial de Operaciones, se ha celebrado en la sede del arzobispado de Rangún, donde se aloja el pontífice.
Francisco no tenía actos previstos para este lunes en la agenda pero finalmente se ha anticipado el encuentro que tenía programado el 30 de noviembre con Hlaing. Como jefe de las Fuerzas Armadas, el general es responsable de la ofensiva en el estado de Rakáin que ha provocado el éxodo de rohinyás.
Así, el papa ha hablado con el general sobre «la responsabilidad de las autoridades en esta época de transición del país«, en palabras del portavoz del Vaticano, Greg Burke.
Por su parte, Hlaing ha trasladado al pontífice que «no hay discriminación religiosa en Myanmar, sino libertad de credo», según un comunicado difundido por redes sociales, que recalca que «la meta de todo soldado es construir un país estable y pacífico».
La iglesia birmana pide al papa que evite el término ‘rohinyá’
Francisco ha llegado a Rangún, la antigua capital del país, en la primera visita de un pontífice a este estado asiático. Cientos de fieles le esperaban en las afueras de la terminal aérea, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad. Birmania es un país de mayoría budista y la pequeña comunidad cristiana está integrada por apenas 650.000 personas, el 1,2% de la población.
La Iglesia birmana, que apoya a la jefa del Gobierno, Aung San Suu Kyi, pese a las críticas internacionales por su gestión de la crisis humanitaria, ha recomendado al papa prudencia a la hora de referirse a la persecución de los musulmanes.
El portavoz de la Conferencia episcopal de Myanmar (CBNM), Mariano Soe Naing, aseguró en declaraciones a la agencia vaticana Asianews, recogidas por Efe, «que la relación con los conciudadanos budistas es muy buena, no existen hostilidades. Los problemas podrían surgir si el Santo Padre utilizará el término rohinyá. Esto daría pretexto a los extremistas para crear tensiones».
El obispo de Bhamo y exdirector de Caritas Myanmar, Raymond Sumlut Gam, también desveló a esta agencia que «afirmar que los rohinyás son perseguidos podría generar graves tensiones en Myanmar». Según Asianews, la mayoría de la población, que profesa el budismo, critica duramente la invitación del papa a orar por el reconocimiento de los derechos de esta minoría musulmana, a la que acusan de favorecer las infiltraciones de islamistas en el país.
Paradójicamente fue el papa argentino quien en febrero de este año lanzó su llamamiento a la comunidad internacional sobre el drama que estaban viviendo los rohinyás, la minoría musulmana que vive en oeste de Birmania, «expulsados, torturados y asesinados por su fe», dijo durante un Angelus. «Van de un sitio a otro porque no les quieren. Son buenos. No son cristianos. Son gente pacífica. Son nuestros hermanos y hermanas y desde hace años que sufren, son torturados, asesinados, simplemente por seguir con su fe musulmana», aseguró entonces según Efe.
En cambio, la Iglesia bangladesí ha anunciado que los preparativos para el encuentro del papa en Dacca con representantes de la minoría rohinyá se hallan en su etapa final, por lo que esperan que el encuentro pueda tener lugar.
Líderes musulmanes pedirán al papa que interceda
El papa tenía previsto descansar este lunes, pero finalmente ha tenido el encuentro con los militares. El martes viajará a la nueva capital del país, Naipyidó, donde le darán la bienvenida oficial el presidente, Htin Kyaw, y la líder del Gobierno, Aung San Suu Kyi, entre otras autoridades.
Antes de viajar a Naipyidó, el papa también celebrará ese día una reunión interconfesional con líderes religiosos birmanos en la sede del arzobispado en Rangún. En está reunión, los líderes de la comunidad islámica pedirán a Francisco que interceda en favor de los rohinyá.
«Le diré que pida a las autoridades que resuelvan el problema rohinyá», ha adelantado a Efe Al-Haj U Aye Lwin, coordinador del Centro Islámico de Myanmar.
El principal acto del papa el miércoles será una misa multitudinaria asimismo en la antigua capital, donde a continuación mantendrá un encuentro con el Consejo Supremo de los monjes budistas birmanos y una reunión con los obispos locales.
El jueves oficiará una nueva misa, dedicada esta vez a los jóvenes en la Catedral de Santa María. Luego partirá a Bangladesh, donde cumplirá en el vecino país la segunda y última etapa de su viaje, en el que, según algunos observadores, hará un intento de mediación en la crisis de los refugiados.
El presidente de la Conferencia Episcopal de Birmania, el obispo Felix Lian Khaen Thang, no desmintió ese posible papel de mediación. «El Santo Padre puede acelerar el acercamiento entre las partes», dijo en declaraciones a Efe el líder de la iglesia local.