Una persona que se ha reunido con Ramírez recientemente le dijo al WSJ que la “purga” dentro de Pdvsa le ha dejado tres opciones: Regresar a Venezuela y enfrentar un posible arresto; llegar a un acuerdo con las autoridades estadounidenses que investigan al Gobierno de Maduro; o irse al exilio en otro país – opción que habría tomado.
“Él quiere mantener un bajo perfil por un tiempo mientras decide qué hacer”, dijo la persona.
Ramírez es una figura clave para entender cómo Pdvsa ha decaído después de ser considerada una sólida empresa petrolera.
Autoridades de EEUU han intentado convertirlo en un «informante» en las investigación sobre corrupción y lavado de dólares en Pdvsa.“En los últimos cuatro o cinco años, Ramírez ha enviado señales de que él podría hablar”, dijo un exagente estadounidense. “Yo puedo confirmar que EEUU ha considerado actividades criminales de Ramírez desde 2011″.
Una de estas reuniones habría tenido lugar en el bar de un hotel cinco estrellas de Nueva York, convocada por un ejecutivo de una empresa del sector petrolero, de acuerdo con dos personas que conocen del caso. El ejecutivo fue acompañado de un funcionario del Departamento de Justicia.
Ramírez, quien estaban tomando whiskey, ordenó una botella de Scotch de $3,500. “No niego que me gusta la buena vida”, habría dicho, “pero no sé nada de drogas”. En la reunión Ramírez negó conocer sobre el tema del lavado de dinero en Pdvsa.
