La Atheris hispida tiene un cuerpo comprimido, con escamas duras que simulan ser hojas, por lo que se camuflan perfectamente en su entorno que es a lo largo de la costa occidental de África. Su cabeza es grande, ancha y a menudo triangular para que quepan las glándulas salivales modificadas que producen y guardan el veneno. Sus ojos grandes y redondos con pupilas verticales ayudan a la víbora a localizar las presas cuando la luz es tenue. La lengua como la mayoría de las serpientes es receptora de calor y olfatean a su presa a través de ella.
Sus colmillos son más largos que los de las serpientes comunes, esto a que se alimentan de anfibios, lagartos y roedores, pero también llegan a deleitarse con caracoles y otras serpientes. Su veneno es letal, por lo que es mejor tener mucho cuidado en toparnos con una.
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