El secretario de Defensa de Estados Unidos, Jim Mattis, dijo el martes que cree que la victoria en Afganistán sigue siendo posible, aunque no necesariamente en el campo de batalla sino facilitando la reconciliación entre los talibanes y el gobierno local.
Mattis habló poco después de su llegada a Kabul, donde las medidas de seguridad eran tan elevadas que los reporteros que viajaban con él no pudieron publicar sus informaciones hasta que la caravana salió del aeropuerto de Kabul hacia la sede de la coalición liderada por Estados Unidos. Estas fueron las restricciones más severas que se recuerdan en una visita del jefe del Pentágono.
El dirigente dijo que se reunirá con el presidente del país, Ashraf Ghani, y con altos cargos militares estadounidenses.
«Aspiramos a la victoria en Afganistán», dijo añadiendo «No una victoria militar. La victoria será una reconciliación política» con los talibanes, que en los últimos años han logrado un estancamiento del conflicto y muestran poco interés en ceder ante el gobierno de Kabul.
Mattis, un general de la Marina retirado que comandó a las tropas estadounidenses en el sur de Afganistán en las primeras semanas de la guerra en 2001, dijo que conseguir que los talibanes se reconcilien en masa podría ser un objetivo demasiado lejano por lo que el foco está puesto en convencer a algunos miembros del grupo.
Describió su enfoque como un esfuerzo para “empezar despegando a aquellos que están cansados de luchar” tras más de 16 años de guerra.
«Sabemos que hay interés en el bando talibán”, agregó.
Según su definición, la victoria en Afganistán sería un acuerdo político entre los talibanes y el gobierno, y tener un ejército afgano capaz de proteger al país prácticamente por sí solo.
Oficiales de inteligencia de Estados Unidos prevén que el conflicto siga estancado ya que tradicionalmente la época de combates más intensos comienza en la primavera.
Esta fue la segunda visita de Mattis al país desde que el presidente, Donald Trump, anunció el pasado agosto que pese a su instinto para retirar a las tropas del país, su gobierno tomaría un enfoque más agresivo hacia la guerra, que está en su 17mo año.
Como parte de las medidas para reforzar la fuerza de combate afgana, Washington movilizó en las últimas semanas un contingente de unos 800 soldados del ejército, acompañados de varios cientos de tropas de apoyo, para asesorar a los afganos de cerca en el frente.