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domingo, noviembre 17, 2024

¿Qué pasa en nuestro cerebro en el momento exacto de la muerte?

Científicos analizaron la heroica y fútil resistencia final de las neuronas. Sin embargo, la muerte cerebral podría no ser inevitable en el futuro.

No se sabe exactamente, y pese a que la ciencia tiene algunas respuestas, la Respuesta con mayúsculas continúa siendo un gran misterio. Además de ser de difícil solución, la interrogante acarrea también implicaciones éticas.

Sin embargo, un equipo de científicos integrado por investigadores de la Universidad Charité de Berlín y la Universidad de Cincinnati, EEUU, dieron con el modo de llevar adelante unestudio pionero sobre la neurobiología de la muerte.

La investigación se titula «Despolarización de la difusión terminal y el silencio eléctrico en la muerte del córtex cerebral humano». Según informa la cadena BBC, para realizarla fue necesaria la autorización de las familias de pacientes terminales, ya que se requería un monitoreo cerebral invasivo.

Los diez sujetos elegidos habían sufrido graves accidentes de tránsito, paros cardíacos o ictus, y no había esperanza de salvarlos.

Durante el experimento, los científicos comprobaron que el cerebro humano muere de un modo similar al de los animales que se habían empelado en estudios anteriores. También afirman que en ese proceso de muerte existe -al menos hipotéticamente- un breve momento en el que el funcionamiento del cerebro podría ser restaurado. El dato es de relevancia ya que el estudio no pretendía simplemente testimoniar el modo de morir del cerebro humano, sino contribuir a salvar vidas en el futuro.

Cerebros de animales

Gran parte de lo que se sabía hasta ahora sobre la muerte del cerebro, se debía a experimentos realizados con animales durante el siglo pasado. En resumen, la información disponible era la siguiente:

* El cerebro se ve privado de oxígeno cuando el sistema cardiovascular deja de funcionar.

* Se produce una condición llamada isquemia cerebral, donde la falta de ciertos componentes químicos lleva al cerebro a una inactividad eléctrica completa.

* Se cree que el llamado «silencio eléctrico cerebral» sucede para que las neuronas conserven su energía, algo que ocurre en vano porque la muerte total llega antes de una rehabilitación del flujo energético.

* Todos los iones importantes escapan de las células cerebrales, ya que las reservas de adenosín trifosfato, compuesto que almacena y transporta la energía, están agotadas.

* La recuperación del tejido se vuelve imposible.

«La lesión total e irreversible de esas células se desarrolla en menos de diez minutos luego de que la circulación cesa por completo», afirma uno de los investigadores, según el citado medio.

Cerebro humano

El equipo de investigadores quería contar con más detalles sobre lo que ocurre en el cerebro de los humanos al morir, un tema que estaba repleto de enigmas.

Para eso, a medida que los pacientes terminales empeoraban, los científicos monitoreaban su actividad neurológica usando decenas de electrodos.

En primer lugar, en ocho de los diez pacientes se detectaron movimientos de células cerebrales intentando evitar lo inevitable, o sea, la muerte que se avecinaba.

En términos generales, las neuronas funcionan con iones cargados, lo que genera desequilibrios eléctricos entre ellas y su entorno. Eso permite que pequeños choques eléctricos, o señales, sean creados. Para los autores del estudio, mantener este sistema en funcionamiento se hace más difícil cuando la muerte se aproxima.

Para alimentarse, las neuronas toman oxígeno y energía química del torrente sanguíneo. Cuando el cuerpo muere, el flujo de sangre deja de llegar al cerebro y las neuronas, privadas de oxígeno, apelan a una de sus últimas estrategias de supervivencia: acaparar los recursos que van quedando.

Enviar señales de un lado a otro, como ocurre normalmente, se convierte en un derroche cuando se está en los últimos instantes de vida. Por ello, las neuronas «guardan silencio», y en vez de enviar señales usan sus reservas de energía para mantener cargas eléctricas internas, a la espera de un flujo de sangre que nunca llegará.

El fenómeno fue denominado «depresión no dispersa», porque ocurre de forma simultánea en todo el cerebro.

A continuación, se produce una fase de «despolarización de la difusión», conocida también como «tsunami cerebral». Ocurre una gran liberación de energía térmica, porque el equilibrio electroquímico que mantenía vivas las células entra en colapso. Ese tsunami lleva a la intoxicación y destrucción de las células.

Todas estas reacciones fueron observadas por los científicos en los pacientes terminales que formaron parte del experimento. A medida que los niveles de oxígeno caían, la actividad eléctrica se silenciaba en todo el cerebro. Y entonces sobrevenía la muerte cerebral.

Sin embargo, el estudio reveló que, en el futuro, todo ese proceso podría no ser tan inevitable como lo es ahora.

«La despolarización expansiva marca el comienzo de los cambios celulares tóxicos que eventualmente llevan a la muerte, pero no es en sí misma el punto clave de la muerte, ya que esa despolarización es reversible, hasta cierto punto, con la restauración del flujo de energía», explica Jens Dreier, líder del equipo de investigadores.

Los datos obtenidos por el experimento fueron publicados por la revista científica Annals of Neurology, y sugieren que la resurrección celular continúa siendo posible. No obstante, serna necesaria nuevas pesquisas al respecto.

«La muerte es un fenómeno complejo para el que no hay respuestas fáciles», concluye Dreier.

 

 

 

Vía: montevideo

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