Investigadores estadounidenses presentaron un estudio en el que advierten un desajuste entre el reloj biológico de los jóvenes y las agendas escolares a nivel mundial.
Esto es a raíz del cual sugieren que las clases matutinas comiencen al menos media más tarde, a las 7.30.
Los biólogos Benjamin Smarr, de la Universidad de California, y Aaron Schirmer, de la de Northeastern Illinois aseguran que seis de cada 10 alumnos necesitan empezar el día al menos media hora más tarde.
Es para rendir mejor académicamente, indica Clarín.
La investigación se llevó a cabo durante dos años y comprendió el estudio de 15 mil casos en Estados Unidos.
Durante ese tiempo se logró comprobar el impacto en las bajas notas.
Sólo el 40 por ciento de los alumnos que van al turno mañana tienen el reloj biológico sincronizado con sus agendas escolares.
Por su parte el investigador argentino Horacio de la Iglesia presentó en el Congreso Internacional un estudio sobre Ritmo Biológicos llevado a cabo entre estudiantes secundarios de Seattle. Allí demostró que el retraso de una hora en el inicio de clases disminuyó el ausentismo y mejoró las notas de los alumnos, publica Infobae.
Diego Golombek, otro biólogo argentino que participa del Congreso indicó que “los adolescentes tienen un ritmo más nocturno y esto es biológico.
Se suman los estímulos culturales que hacen que se acuesten más tarde. Por eso, estamos pidiendo que se retrase al menos media hora el inicio de la clase a la mañana”.
Cada ritmo biológico es diferente. Hay personas muy matutinas y otras muy vespertinas, indicó.
“Los adolescentes son los típicos búhos. En general hacen todo más tarde, se quedan mirando televisión o chateando con amigos.
Pero al día siguiente las clases empiezan muy temprano y en las primeras horas están literalmente dormidos.
Así acumulan una deuda de sueño que hace que haya más ausentismo, se enfermen más y tengan menor rendimiento académico”, dice Golombek.
Con información: http://globovision.com