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miércoles, noviembre 27, 2024

¿Su niño no quiere comer? Cómo afecta esto el desarrollo

Si eres madre seguramente ha notado que su niño algunas veces no quiere comer, no tiene hambre o no le gusta la comida. Esta situación puede variar desde poco rechazo ocasional a los alimentos, una selectividad a ciertos alimentos (solo come lo que le gusta), o simplemente no quiere comer nada y prácticamente se puede llegar a convertir en una lucha lograr que el pequeño travieso se alimente adecuadamente.

​Es importante que como padres aprendamos a reconocer el problema a tiempo ya que son la causa de que muchos niños presenten problemas en su desarrollo lo que se traduce en ganancia pobre de peso y talla.

Estos pequeños generalmente arrastran una historia de prácticas de la alimentación familiar, conductas y hábitos alimentarios inadecuados.

El inicio de la alimentación complementaria adecuada tiene que ver con prácticas que permitan obtener la cantidad y calidad de alimentos necesarios así como también con asegurar un ambiente físico y emocional que permitan alcanzar un óptimo estado nutricional del niño.

Los patrones nutricionales son heredados de nuestros padres, lo cual crea un patrón cultural que define nuestros pueblos, sin embargo, estos patrones no siempre son beneficiosos, de hecho podemos notar mayor tendencia a obesidad en países desarrollados que ofrecen variedad de golosinas y otros alimentos procesados.

CONDUCTAS QUE OCASIONAN ACTITUD ​NEGATIVA HACIA LA ALIMENTACIÓN

Poca oferta de vegetales. Como cualquier otro hábito, el de la alimentación saludable se genera con la repetición, por lo tanto si a un niño “no le gustan” los vegetales probablemente no le fueron ofrecidos con suficiente frecuencia desde que fue iniciado en la alimentación complementaria.

Presentar alimentos en forma poco atractiva para el niño o desconocimiento al combinar alimentos en las preparaciones puede determinar la negativa hacia los alimentos. Presencia de distracciones al momento de la comida (televisor encendido, tablets, teléfonos celulares, libros, juguetes sobre la mesa).

Cuidadores permisivos o controladores al momento de la alimentación. En algunas oportunidades complacer todos los deseos del niño será contraproducente para su adecuada nutrición, pero, obligarlo a comer algo insistentemente solo logrará que ese alimento termine por ser aborrecido por el niño.

La selectividad y el rechazo a nuevos alimentos. Algunos niños son mucho más sensibles que otros a determinados sabores y les cuesta aceptar nuevos alimentos, sin embargo esto no puede ser razón para descartar la posibilidad que aprenda a comer determinado alimento.​

Consumo de menor o mayor cantidad de alimentos a la que corresponde a su edad. Es importante establecer en la consulta pediátrica qué cantidad es adecuada para la edad de su niño. Por otro lado es posible que esté comiendo lo suficiente para su edad y se tenga la idea que no es así, en este caso podría ocasionar más rechazo a los alimentos o contribuir al desarrollo de obesidad infantil.

Ofrecer menor variedad de alimentos y por consiguiente monotonía en la alimentación puede causar aburrimiento en los pequeños y por ende disminuirá su apetito. Uso prolongado del biberón como instrumento de alimentación.

PRÁCTICAS QUE INFLUYEN EN EL ÉXITO DE LA ALIMENTACIÓN SALUDABLE

Ambientes relajados al momento de la comida. El horario para las comidas debe mantenerse diariamente en la medida de lo posible, el hecho de compartir con el resto de la familia mientras se alimenta fortalece actitudes positivas hacia todo tipo de alimentos.

Cuidador paciente, entendiendo que el niño está empezando a conocer los alimentos. Se debe respetar el “ritmo” del niño. Introducción de los distintos grupos de alimentos por edad según la maduración fisiológica del niño. La introducción tardía de proteína animal, por ejemplo, favorece la carencia de micronutrientes como el zinc y el hierro.
Respetar el tiempo de duración de la alimentación.

No forzar. Se estima un tiempo de 45 minutos para tal fin. Permitir el contacto con el alimento. Limitar al niño a tomar el alimento con sus manos o utensilios interfiere negativamente con la alimentación.

Con información de premiersalud24

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