El famoso arquitecto francés Le Corbusier solía repetir que «una casa es una máquina de habitar» y sus postulados arquitectónicos revolucionaron la manera de construir viviendas en el siglo XX.
Algo igualmente revolucionario podría pasar en los próximos años con la impresora en 3D.
O, al menos, esto es el convencimiento de Benoit Furet, profesor de la Universidad de Nantes, en Francia, y líder del equipo que fabricó la primera vivienda habitada impresa en 3D.
El grupo de arquitectos y científicos realizó la estructura de la casa en poco más de 50 horas, aunque sirvieron otros cuatro meses para acabarla.
La vivienda mide unos 95 metros cuadrados, tiene cuatro dormitorios, las paredes curvas -para reducir los efectos de la humedad- y cuenta con dispositivos digitales para personas con discapacidad.
¿El coste? Unos US$233.000. Eso fue lo que la familia Ramdanis gastó para hacerse con ella.
Pero pronto podrían no ser los únicos en vivir en una vivienda impresa en 3D.
El objetivo de Furet, que actualmente está trabajando en un proyecto para imprimir 18 casas cerca de París, es crear un vecindario con los mismos principios de construcción.