El sociólogo y dirigente político Claudio Fermín afirma que la vía electoral está siendo acosada en Venezuela no sólo por el escepticismo de la ciudadanía por las “trampas” del Consejo Nacional Electoral sino también por una cultura del abstencionismo que le hace creer a quien no vota que “es más honesto que aquellos que califican de cómplices o colaboracionistas”.
“Se trata de un atentado contra el ciudadano…. Así que para todos aquellos que preguntan, como tú lo formulas en tu pregunta, que por qué ir a la vía electoral; pues yo les respondo que porque es lo único que el ciudadano tiene en sus manos”.
Una mayoría de los opositores parece no creen en la vía electoral. ¿Qué le diría usted a ellos para convencerlos de lo contrario?
-La incredulidad, por una parte, que es negarse a aceptar la utilidad del voto, y el escepticismo, por el otro, que es admitir el voto pero dudar de su viabilidad tienen plena explicación. Porque el voto está siendo acosado desde hace ya algunos años en Venezuela, y el acoso contra el voto ha sido la manera más cruel y más desgarradora del desmantelamiento de la democracia.
-Porque el voto fue, en el caso particular de Venezuela, el hilo conductor de las luchas democráticas después del año 1936, y hoy lo tenemos acosado; por una parte, por toda la arquitectura de irregularidades, de trampas y de absurdos alrededor de la administración de las elecciones con un Consejo Nacional Electoral que ha sufrido un cambio radical.
-El CNE se integraba antes de la actual Constitución con la participación de todos los partidos políticos que obtuviesen más del 5% de los votos en las elecciones; de tal manera que la integración del CNE no estaba prefijada en la Carta Magna, sino que se definía a raíz de la voluntad de la gente, y si los ciudadanos votaban por más del 5% a tales y cuales partidos, todos ellos tenían representación en el CNE.
-Además los partidos minoritarios, que no tuviesen participación, tenían derecho a un representante de las minorías. Las decisiones, en consecuencia, del entonces Consejo Supremo Electoral eran por consenso. Ese es uno de los elementos que explica como a lo largo de 40 años civiles, con la excepción del año 1963, siempre ganó la oposición; porque en el año 1988 ganó un candidato de AD también; pero que en la práctica era oposición por las divisiones tan abiertas que existían entre los perecistas y los lucinchistas.
-Hoy en día el CNE no es propiamente un árbitro, como sí un administrador, a quien el poder Ejecutivo le delega la organización de las elecciones. Ya eso es una irregularidad. Luego, tenemos estos puntos rojos o puntos tricolores desde donde se procede a todo un sistema de chantaje y compra de votos con prebendas o programas sociales.
-Se ponen las plataformas de misiones de diferentes reivindicaciones o distribuciones del dinero público al servicio de las elecciones. El propio Nicolás Maduro en las últimas elecciones de una manera grotesca, realmente soez, anunció públicamente la compra de votos. Le ofreció a la gente un bono de 10 millones de bolívares si votaban por él. Una cosa escandalosa. Y, por cierto, por la sospecha no comprobada de que en una conversación telefónica una secretaria en Amazonas había sugerido la compra de votos invalidaron a los diputados de Amazonas.
-Entonces, todo este sistema de compra de votos, de puntos rojos, de voto asistido; no se revisa el Registro Electoral Permanente; no se promueve de manera sistemática y abierta la inscripción en el REP; se cambian los centros de inscripción; hay todo un sistema de coerción; de modo que se acabó con la transparencia del voto, es decir, que aquella vieja reivindicación del voto secreto a la que no se le dio mucha importancia por décadas, porque estaba tácito que el voto era secreto, ahora, al dejar de ser secreto con todos los mecanismos de coerción, se pierde completamente la esencia de la voluntad de la gente.
Sin embargo, la ciudadanía siente una profunda desconfianza frente al voto porque precisamente no tiene fe en el CNE. ¿No le parece?
-Particularmente muchos de nosotros; que estamos activos hoy en la política, y que hemos llamado a votar en todos estos procesos de los últimos veinte años, hemos venido enfrentando este sistema de irregularidades; de fraudes, de ventajismos que se han hecho.
-Pero, por otra parte, te decía, así como la institución del voto que, a mi juicio, es el emblema de las luchas democráticas en el caso venezolano, además de estar acosado por el gobierno y sus trampas, está acosado, asimismo, por los promotores de una nueva cultura de abstencionismo político. Se ha llegado al extravío de promover una nueva ética del abstencionista. Se le hace creer al ciudadano que no vota que él es más honesto que aquellos, que califican de cómplices o colaboracionistas. O que simplemente legitiman con su presencia a un gobierno totalitario o arbitrario o una tiranía.
-A mí me causa mucho dolor observar como personas que se asocian en partidos políticos y son miembros de direcciones de partidos políticos, cuya trascendencia pública se ha basado en la representación, que los votantes le han dado como se han atrevido a promover la abstención, simplemente, porque promoviéndola se ponen en la cresta de la ola de una corriente opinión, y de esa manera creen capitalizar el descontento.
-Me explico: es tanta la indignación que la gente tiene frente a las irregularidades del CNE; es tanta la repugnancia que la gente tiene frente a la impugnación y la intervención del gobierno en los asuntos electorales que se le hace creer que la no participación es la protesta más fuerte; cuando se trata de la protesta más débil; porque la abstención es lo que le quita el 100% del valor del voto.
-Mientras las trampas del gobierno tratan de reducir un porcentaje de los votantes de cada mesa, la promoción de la abstención los extingue a todos. Entonces, se trata de un atentado contra el ciudadano. De tal manera que lo primero que quiero expresar es que hoy en día ese voto, que se encuentra bajo acoso, tiene que ser revalorizado, tiene que ser reivindicado como la gran herramienta cívica. Así que para todos aquellos que preguntan, como tú lo formulas en tu pregunta, que por qué ir a la vía electoral; pues yo les respondo que porque es lo único que el ciudadano tiene en sus manos.
¿Qué piensa usted de las otras vías como la presión militar o la intervención misma de una fuerza multinacional?
-Esas, a mi modo de ver, son vías completamente fantasiosas. Por ejemplo, la gente vive de lugares comunes. Se reúnen en una panadería. Se reúnen en una casa, y dicen: aquí tiene que pasar algo. Es decir, deducen que como la situación está muy mala; lo cual es verdad: nunca había estado tan mal en el país; entonces, deducen que aquí tiene que pasar el fin del gobierno.
-Otros dicen: aquí va a haber un golpe de Estado; que no está en manos de los ciudadanos y que por no estarlo, esa afirmación pareciera ignorar que una de las génesis del gran atraso venezolano que trató y se logró resarcir en 40 años de gobiernos civiles fue, justamente, el militarismo.
-Otros plantean, como tú dices, intervenciones extranjeras; que se trata de una cosa repugnante. Yo a veces, cuando observo que Ledezma o Borges u otros que andan en el exterior, piden a gritos que militares extranjeros intervengan Venezuela, yo recibo esas noticias con desgarrador dolor; porque ese es el desconocimiento del 5 de julio de 1811. ¿De qué valió entonces la Declaración de Independencia? ¿Es que no nos podemos autodeterminar? ¿Es que los venezolanos no podemos con nosotros solos?
-De tal forma que todos estos planteamientos que ponen en la intervención extranjera, fantasiosa y repugnante; que ponen en el golpe de Estado, fantasioso e inconsciente e irresponsable o que ponen en la renuncia de Nicolás Maduro; que es un planteamiento completamente iluso; porque se trata de gente que ven en el poder el fin en sí mismo y no un medio para servir, me parece que son salidas embaucadoras; que están estafando a la gente; de modo que la única salida realista es el voto; que implica prédica de un planteamiento: implica organización ciudadana; implica alianzas políticas; implica disuadir y convencer al elector y que, además de todas esas tareas tan exigentes, en la actual coyuntura histórica de Venezuela, implica enfrentar a los promotores de la abstención impulsados por la antipolítica, aunque no se den cuenta, e implica enfrentar las trampas, el ventajismo y el fraude de gobierno.
-De forma que el voto nunca había estado tan acosado; pero no por ello pierde la condición de ser la única herramienta que tiene el ciudadano. Así que nosotros los venezolanos tenemos que hacer un gran esfuerzo por tomar conciencia de este extravío tan grande y de entender que, no porque sea difícil hoy su instrumentación; no porque sea hostil hoy el campo en el que se mueven, el voto es nuestra única herramienta.
En ese sentido, ¿usted piensa votar en las elecciones municipales?
-En efecto, yo ando planteando que hay que votar en las elecciones municipales. Hay que votar, y en estas elecciones municipales hay que votar; porque los ciudadanos, en primer lugar, necesitamos calidad de vida en nuestros vecindarios. Los ciudadanos necesitamos otros que gestionen calidad de vida. Los ciudadanos necesitamos discutir nuestras demandas y nuestras aspiraciones en el vecindario, en la localidad.
-No podemos renunciar al sueño de que la toma de decisiones esté cerca del ciudadano, y esa instancia cercana; esa instancia que recibe eco del planteamiento vecinal es el municipio. Así que en beneficio del municipio, de la representación pública; en beneficio de las asociaciones del ser humano como sindicatos, gremios, centros culturales, partidos políticos, consejos comunales; todas esas instituciones se construyen desde las bases y las bases de la participación es el voto municipal.
-De manera que yo promuevo el voto en estas elecciones municipales para fortalecer el desarrollo de la comunidad. Me preocupa mucho cuando veo a otros dirigentes de la oposición que dicen que hay que votar para cuidar espacios. Eso también me parece un extravío. Porque esa es una manera muy vulgar de plantear que el único interés del voto es para que un funcionariado político tenga su tribuna o para que haya una trinchera para enfrentar al gobierno.
-Es decir, la misma tesis de la polarización, y fíjate que el 20 de mayo pasado, aunque esta frase suene chocante, Maduro ha obtenido seis años más, sin ningún mérito, sin respaldo mayor; porque ese era el voto del chavismo en las últimas elecciones, incluyendo allí el voto bajo presión; gracias a la abstención.
-¿Cómo se explica que siendo más del 80% del país que se unió en la idea y en el reclamo de que este gobierno tenía que salir, le pedían ciertas élites a gritos que no fuese a votar? Un absurdo, y más preocupante aún; que estando a dos meses de evento electoral no hayan tenido ni siquiera el sentido de las proporciones, la humildad, la autocrítica como para admitir ante el país que la abstención es inútil.
-Entonces, yo sí creo en el voto por este conjunto de razones, y por eso creo que la vía electoral es la correcta. Pero no solamente es la correcta; desde el punto de vista ético. Es la viable. No existe otra en manos de los ciudadanos. Ah, ¿qué es difícil? Esa es la realidad, y esas dificultades hay que remediarlas mediante la promoción de las virtudes del voto; mediante alianzas; mediante esquemas unitarios; mediante la escogencia de los mejores candidatos y la oferta de las mejores propuestas.
-Pero la manera fácil de enfrentar las dificultades que el voto tiene hoy no es renunciar a él. Ese es un absurdo.
¿Usted cree que es posible tener una estrategia concertada con la MUD y AD, aunque ellos no crean, hoy, en la opción electoral?
-Yo no identifico a los venezolanos por su procedencia partidista, sobre todo, en este momento tan convulso; en este verdadero vendaval cultural que estamos viviendo; cuando hay tantos valores encontrados. La gente huyendo en estampida del país. Los venezolanos frustrados y decepcionados por las posiciones políticas, que tuvieron antes. El país es un verdadero remolino en este momento de aguas encontradas.
-Entonces, no me gusta hablar de los chavistas, los adecos o cualquier otro o la MUD; pues, ¿a qué nos referimos cuando decimos los adecos? ¿Estamos hablando de Henry Ramos, de Bernabé Gutiérrez, que hoy conducen el partido o que son sus rustros más notorios o estamos hablando de los centenares de líderes locales que están frustrados porque tenían planteamientos para sus municipios, y la Dirección Nacional les dijo que no podían ir a las elecciones de alcaldes?
-¿Estamos hablando de muchos líderes locales y les están diciendo que no vale la pena ir a las elecciones de concejales? ¿De qué AD estamos hablando? ¿De la AD que los hicieron validar el partido, y recorrieron el país recogiendo firmas, y después se transformaron en abstencionistas? ¿Entonces para qué es el partido si no es para llamar a la participación ciudadana?
-En ese sentido, no me gusta hablar de los adecos in génere; porque hay muchos perfiles de AD. No me gusta tampoco hablar de los chavistas en general porque, ¿de qué chavistas estamos hablando? ¿Estamos hablando del taxista, del contabilista o de la señora que plancha o del médico del hospital que son absolutamente inocentes de la destrucción del país o estamos hablando de Maduro o de Jaua o de Rafael Ramírez o del propio Chávez que fueron los que tomaron decisiones y que tienen el país descompuesto y destartalado?
-¿De quiénes estamos hablando? Yo prefiero hablar de los venezolanos. Yo creo que todos los venezolanos, sin distinción, tenemos que ser llamados a convocar el voto, a convocar la participación, a promover el cambio. Yo sí creo que hay que promover una unidad, una alianza entre todos los venezolanos sin pedirle a nadie certificado antecedente partidista.
-Fíjate tú que la MUD se ha venido extinguiendo por sí misma. Ramos, que fue un factor importante, acaba de renunciar a la MUD. Primero Justicia y Voluntad Popular se encuentran invalidados por las razones arbitrarias que todos conocemos. Pero, además, por la política abstencionista de sus propios líderes. La MUD se fue extinguiendo. Luego hay otros elementos u otros proyectos de acuerdo y de cooperación social; como la Concertación por el Cambio; que tiene un comité promotor, integrado por aquellos que coincidimos alrededor de la candidatura de Henri Falcón, y que ya veníamos coincidiendo de antes; que creemos que hay que promover entendimientos.
-Pero yo prefiero no identificar a nadie, sino que todos los venezolanos, no importa donde estén, vamos a darnos la mano para ir construyendo por la vía electoral; por la vía pacífica. Es la única vía posible. Lo demás no es más que exacerbar los ánimos, planteando métodos violentos, no solamente inconvenientes, sino inviables. Así que yo sí creo en esa unidad de todos los venezolanos, y no en una unidad que tenga como intermediarios a los cogollos, para determinar quien puede ser parte de ese esfuerzo.
¿Usted ve la posibilidad de coincidencias con Soy Venezuela de MCM y Antonio Ledezma?
-Hay muchos venezolanos que coincidimos en el diagnóstico. Por ejemplo, ¿en qué premisas podemos coincidir personas como Machado, Ledezma y yo? Bueno, en que hay que salir de este gobierno. Que hay que cambiarlo. En el diagnóstico estamos de acuerdo, es decir, el país tiene una fiebre insoportable, y hay que bajar esa fiebre; hay que recomponer el organismo social.
-Ahora, ¿en qué no coincidimos? En la receta. Ellos están recetando arsénico. Ellos creen que la única manera de recomponer el país es acabando a muerte; poniendo bajo cenizas a la otra mitad del país. En cambio, yo particularmente creo en una vía pacífica; en una vía de alianzas; en una vía de conciliación. Así que no creo que sea posible ningún entendimiento con esos sectores; porque lo que están proponiendo es agravar el conflicto. Ellos creen que de la crisis se sale agravando el conflicto.
-Nosotros creemos que la solución de la crisis no está en agravar el conflicto. Eso es una perversidad. La solución de la crisis está en resolver el conflicto, en desatar los nudos, y la vía pacífica electoral es una manera de hacerlo.
Dado que no habrá elecciones presidenciales en seis años, ¿qué estrategia se proponen en la Concertación para lograr un cambio de política económica?
-No sabemos si no habrá elecciones presidenciales. Las próximas elecciones, según el cronograma institucional, son en seis años; no obstante no lo sabemos, porque la conflictividad es muy creciente. El Estado ha perdido la capacidad de respuesta de manera absoluta. Al organismo público al que tú vayas, la única respuesta que te encuentras, es que no hay. Se trata de un Estado que a sí mismo se hizo inviable.
-Se hizo un mega Estado; pues hoy tiene fábricas de café, de aceites, es dueño de hoteles; de puertos y aeropuertos; de fincas, así como de centenares de predios agropecuarios; que confiscó o expropió, y no produce ni café ni carne ni leche. El Estado es dueño de todas las operaciones petroleras, y ya no producimos ni siquiera petróleo.
-De modo que no están previstas las elecciones. Pero no tenemos una bola mágica para predecir como este conflicto va in crescendo. Por ejemplo, de manera institucional pudiera haber un referéndum a mitad de este período. Desde el punto de vista cívico e institucional pudiera haber una renuncia del presidente Maduro por perder el control y la conducción del país.
-Pudiera haber un llamado inteligente de Maduro a redefinir un gobierno de unidad nacional; que trate de estimular la producción; en vez de asfixiarla persiguiendo a los propietarios, a los comerciantes y a los ganaderos. El país está en un momento de gran incertidumbre y confusión. Yo no me atrevo a anunciar, cuando serán las próximas elecciones. Están previstas para dentro de seis años. Pero es tal la escalada de conflictos, que no sabemos qué es lo que pueda ocurrir, y por eso quienes creemos en una salida cívica, tenemos que hacer un gran esfuerzo, para que esta salida sea pacífica.
¿Qué cree usted que pasará con la hiperinflación? Asdrúbal Oliveros ha estimado conservadoramente que podemos terminar el año con una inflación de 500.000%.
-Oliveros y otros economistas, no sólo muy estudiosos, sino que intervienen en la opinión pública con mucha seriedad vienen presentando estimaciones alarmantes, y alarmantes, porque no pueden mentir; tomando en cuenta que eso es lo que indica la realidad. Es decir, ya en Venezuela no se produce casi nada.
-Venezuela tiene inmensas reservas gasíferas, y estamos importando gas de Colombia. Venezuela cuenta con un inmenso potencial petrolero y si mañana Venezuela sale del mercado petrolero mundial, no pasa nada. Dos o tres países pueden suplir lo muy poco, que Venezuela está poniendo en el mercado internacional.
-Porque cuando usted le quita esos 400 mil barriles cautivos que, de manera clientelar, y en contra del interés nacional, Venezuela regala en el Caribe, y cuando usted quita lo que está destinado al consumo interno; pues lo que Venezuela está poniendo en el mercado internacional es casi nada.
-Venezuela ya no está en el negocio del aluminio. El acero y el hierro salieron del diccionario de exportación de Venezuela. Venezuela hasta hace 24 años exportaba carne, cueros, productos agropecuarios. Ya eso no existe. Exportábamos hasta telenovelas. Eso no existe. Lo único que lamentable y dolorosamente Venezuela exporta son seres humanos.
-De manera que tú me preguntas por la hiperinflación, y yo hago esta introducción, aparentemente, desligada de la respuesta, para decir el concepto más importante de la inflación y, con mucha más razón de la hiperinflación: sólo se sale produciendo, y para que Venezuela puede producir tiene que domiciliarse una política en el país que incentive la producción; que proteja al productor.
-Pero para que haya una política de esta naturaleza es preciso salir de un gobierno que está completamente enloquecido. En Venezuela el gobierno tiene cada día más poder. Tiene más facultades. Tiene más espacios. Tiene más patrimonio, y los ciudadanos no tienen nada. La sociedad que necesitamos es aquella donde sean los ciudadanos los que tengan el crédito, la propiedad, la oportunidad, la ventaja jurídica, y que el Estado se mantenga con los impuestos de sus ciudadanos.
-El Estado, en vez de dedicarse a la infraestructura, con todas las consecuencias que la infraestructura tiene para la dotación de servicios: agua, electricidad, gas, vialidad; en vez de dedicarse a la seguridad; en vez de dedicarse a la educación y a la salud, el Estado tiene hoy 45 ministerios y vicepresidencias. ¿Cómo va a marchar una economía si el dinero público, en lugar de irse para incentivar la producción está destinado a mantener una burocracia de los comisarios políticos del gobierno? Eso es un absurdo.
-Entonces, la manera de combatir la hiperinflación es cambiando el modelo económico, y hay que hacerlo con urgencia. Por eso, el planteamiento, que hicimos en la reciente campaña electoral, sobre la dolarización de la economía, es muy importante, para parar en seco la hiperinflación; lo que significa, que el Estado no meta las manos en el Banco Central de Venezuela.
¿Por qué Nicolás Maduro no cambia la política económica? ¿Cuál es la visión de un sociólogo?
-Maduro y el grupo más visible que le acompaña; que son unas siete u ocho personas que en los últimos 20 años se han turnado en unos doce ministerios y que son los comisarios políticos del chavismo, están completamente equivocados. Pero yo creo que están moralmente enfermos de una historia torcida. Mi muy triste conclusión es que les importa muy poco el servicio público; la promoción del bienestar ciudadano. Lo que más les interesa es el control político, y por tener control político es que hoy tenemos 45 ministerios y 117 viceministerios.
-Por tener control político es que hoy hay esa política de bolsitas, de prebendas y de limosnas, para cerrarle la jeta, como decimos en El Llano a cualquiera que tenga hambre o que quiera pedir. Por tener control político, por eso es que hoy la represión se ha convertido en una política cotidiana y de Estado. De modo que el control político ha sido la obsesión. No les interesa servir, sino controlar. Allí está la nuez más visible del fracaso de Maduro y de chavismo.
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