Guillermo Fernández no era un preso conflictivo. Los funcionarios e internos de la cárcel cántabra de El Dueso, en Santoña, coinciden en definirlo como una persona soberbia, pero tranquila y poco amiga de los problemas, según cuenta el ‘Diario Montañés’. No regresó a la cárcel tras su último permiso penitenciario, pero siempre lo hizo en los más de 40 que disfrutó anteriormente. Los investigadores creen que ya no está en España y buscan también a Elena Ruiz, su pareja, una mujer de Torrelavega con la que sospechan que huyó. La conoció en la cárcel, donde ella fue durante un tiempo trabajadora social.

El hombre más buscado de España.

En el juicio se dijo que era un hombre con rasgos psicopáticos que violó y mató a una mujer y agredió sexualmente a otra. Pero Guillermo Fernández Bueno, pese a serlo, no parecía un peligroso y cruel asesino. se arrepentía de sus crímenes y lamentaba el calvario de los padres de la mujer a la que asesinó: «Aunque me muriera o estuviera aquí metido toda la vida no la recuperarían», cuentan los reclusos que más confianza tenían con él, solo unos pocos a los que él había confesado los motivos por los que estaba en prisión.

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No se metía en líos. «Al revés, cuando había un conflicto intentaba mediar y ayudaba a adaptarse a los nuevos», dicen, según cuenta el diario cántabro. Decía estar «totalmente rehabilitado» y había disfrutado en los últimos seis años de más de 40 permisos. La mayoría de ellos, para visitar a Elena, la mujer de Torrelavega con la que mantenía una relación sentimental y a la que también se busca, porque la Policía Nacional cree se han ido del país «juntos y voluntariamente», han contado desde la Jefatura Superior de Cantabria al ‘Diario Montañés’.

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Los compañeros de Guillermo en El Dueso abonan esta teoría: «Decía que quería ver mundo con ella, hasta se habían comprado una furgoneta». Elena trabajaba comprando y vendiendo muebles procedentes de un país asiático, pero cuando conoció a Guillermo era trabajadora social en la cárcel. Primero se enviaban cartas, luego ella le visitaba y más tarde compartían vis a vis.Según una información que publica Telecinco, se habrían casado en 2012.

La Policía Nacional ha alertado ya a Interpol y ha distribuido la foto del recluso, que ahora tendría el pelo corto. Guillermo Fernández había cumplido casi 18 años de la pena a la que fue condenado y aún le restaban otros 8. Pero decía constantemente, según sus compañeros, que estaba cansado y que creía que ya había pagado suficiente por los delitos que cometió.