El Gobierno brasileño no descarta cerrar la frontera con Venezuela para frenar la llegada de inmigrantes, tal y como piden los políticos de las regiones fronterizas. Esa indecisión ha generado el debate nacional sobre la inmigración en el norte del país, que ya estaba exaltado tras el ataque, el sábado, a un campamento de venezolanos en la frontera.
El Gobierno brasileño no ha calmado las tensiones provocadas por la inmigración venezolana. Después de que miles de vecinos de Pacaraima, un pueblo de 12.000 habitantes fronterizo con Venezuela en el Estado de Roraima, incendiasen un campamento de inmigrantes sin techo, atacasen a 700 de ellos y expulsasen a otros 1.200.
El ministro Carlos Marun aseguró el lunes que no descartaba «cerrar temporalmente la frontera con su asfixiado vecino del norte».
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