Desde que se anunció la creación del petro en diciembre 2017, la confusión ha dominado su puesta en escena.
La oferta inicial de monedas (ICO, por sus siglas en inglés) en febrero de 2018 mostró un alto nivel de desorganización, con cambios de última hora en detalles técnicos básicos –e importantes–, como la plataforma de blockchain que sustentaría la moneda. Maduro dijo que el mismo día de la preventa se habían recibido intenciones de compras por $735 millones de dólares y luego anunció ventas por $5.025 millones de dólares en más de 200.000 solicitudes de compra. Sin embargo, ni dentro ni fuera de Venezuela se ha podido corroborar esa información, como tampoco se conoce de alguien que esté en posesión de una sola de esas monedas.
Una búsqueda sobre el petro en los principales portales de noticias sobre criptomonedas deja ver que prevalece entre los analistas un gran escepticismo, cuando no se toma como una abierta burla todo lo que se ha venido haciendo.
En paralelo, el Gobierno ha ido construyendo un andamiaje legal e institucional alrededor del petro (ver recuadro), en un aparentemente esfuerzo por fomentar el uso nacional e internacional de algo que, hasta ahora, no existe. También ha legalizado la minería digital y el mercado de las criptomonedas en Venezuela, el cual se ha transformado en uno de los más importantes en América Latina y está intentando usarlo para su beneficio. Así, se reporta que para obtener una licencia de operación como casa de cambio de criptomonedas hay que aceptar comercializar el petro.
Desde agosto asistimos a otro capítulo en la historia del petro. Primero se anunció que la criptomoneda sería utilizada como “unidad de cuenta” a nivel nacional y en octubre se “relanzó” en el marco del anuncio de un Plan Integral de Desarrollo de Criptomonedas a ser desarrollado en 10 años. El relanzamiento es de la emisión de un “nuevo” petro, basado en un white paper o libro blanco distinto al que se dio a conocer en febrero.
A sólo semanas de los anuncios de que comenzaría una nueva venta en divisas y otras criptomonedas, no hay manera de acceder al portal de la Tesorería de Criptoactivos para comprarlos. Pocos comercios parecen haberse enterado de que deben listar los precios en petros y bolívares soberanos. Surge entonces la pregunta: ¿qué busca el Gobierno con el petro?
Cómo es el “nuevo” petro
El “nuevo petro” llegó con unos cuantos cambios en el modelo.
Plataforma. Recordemos que en enero se dijo que el petro iba a ser un token ERC20 preminado en la cadena de bloques de ethereum. Luego, el mismo día que iniciaba la preventa, en febrero, se modificó el white paper en inglés y se anunció el uso de la cadena de bloques NEM. En la (hasta ahora) última versión del white paper, de septiembre, se dice que la criptomoneda tendrá su propia blockchain. En realidad, y aunque no está dicho en el documento, pareciera que el Gobierno hubiese decidido replicar el blockchain de dash, una criptomoneda ampliamente usada en Venezuela [1] y conocida en el mundo entero por ofrecer una privacidad para las transacciones superior a la de bitcóin y ethereum. Entre las características tomadas de dash, el petro utilizará un algoritmo X11, un mecanismo de consenso híbrido entre Prueba de Trabajo (PoW) y Prueba de Participación (PoS) y el envío inmediato de las transacciones.
Respaldo y cálculo del valor. Como señalamos en nuestro artículo anterior, contrario a los anuncios públicos del Gobierno venezolano, el petro no tiene respaldo real de las reservas petroleras y mucho menos es una moneda convertible en barriles de petróleo. Lo que se pretendió crear fue una moneda con un valor referencial anclado en el precio del barril del petróleo, mediante la fórmula petro/bolívar = precio del crudo/petro * petro/bolívar (1 – Dv). Al final, el precio del petro será el precio del barril de petróleo en bolívares menos un descuento (Dv). Parte de la estafa es que el Gobierno, de manera unilateral, decidiría el descuento a aplicar.
Después de ocho meses pareciera que el Gobierno hubiese llegado a la conclusión de que el petróleo no es lo suficientemente estable para anclar el valor del petro [2]. Así que, después de un período inicial donde el precio depende enteramente del precio del barril del petróleo, se pretende anclar el “nuevo” petro en una cesta de bienes primarios en la siguiente proporción: 50% petróleo; 20% oro; 20% mineral de hierro; 10% diamantes.
El “nuevo” petro seguirá siendo una moneda preminada. Según Maduro: “El petro venezolano no se mina, porque ya trae un valor. Un valor respaldado en petróleo venezolano” (sic). En apariencia eso significa que no sólo no se mina, sino que tampoco el precio se dejará fluctuar de acuerdo a oferta y demanda.
Emisiones. El “nuevo” petro arranca con una emisión de 100 millones de tokens. Lo que pasó con los token NEM ya supuestamente vendidos nadie lo sabe, pero, al igual que con el “nuevo petro”, también se deja abierta la posibilidad de realizar nuevas emisiones de monedas a lo largo de 10 años. La Superintendencia de Criptoactivos, Sunacrip, y la Tesorería de Criptoactivos tendrán en resguardo el 51% de las emisiones en lugar del 17,6% que se suponía debían mantener.
Uso de bolívares para la compra. El relanzamiento del petro abre la posibilidad de comprar petros en bolívares, lo que supuestamente podrá hacerse a partir de noviembre. Antes sólo podía comprarse con dólares, euros y criptomonedas.
El Gobierno ha tratado de estimular la adopción del petro y otras criptomonedas para las transacciones comerciales
En la versión de enero del libro blanco se mencionaba que el Gobierno de Venezuela aceptaría petros como forma de pago de impuestos, tasas, contribuciones y servicios públicos nacionales y se comprometía con los inversionistas a promover el uso del petro en el mercado interno y realizar esfuerzos para estimular su aceptación en todo el mundo.
Desde que fue anunciada la creación de la criptomoneda en diciembre de 2017, casi todos los meses el Gobierno ha hecho anuncios relacionados con el uso del petro para transacciones comerciales (ver recuadro). Se ordenó a PDVSA y otras empresas del Estado a vender en petros. También se ordenó la venta de gasolina a los aviones y a automóviles en la frontera con Colombia en la misma criptomoneda. Recientemente se anunció que, a partir de noviembre, la emisión y prórroga de pasaportes sería en petros.
Hasta ahora, no se ha impuesto al sector privado la obligación de adoptar el petro para sus transacciones comerciales, pero el Gobierno ha desmontado las restricciones para su uso y el de otras criptomonedas, incluso ha legalizado la minería digital que por un tiempo atacó. En ese sentido se autorizó a las aerolíneas nacionales y a los operadores turísticos a cobrar en petros y otras criptomonedas, y se permitió la compra y venta de inmuebles con criptomonedas.
El decreto de creación de zonas económicas especiales (la Isla de Margarita, Los Roques, la península de Paraguaná y el eje Ureña-San Antonio, en el estado Táchira) podría verse como parte de los esfuerzos para estimular la adopción de la criptomoneda, pero también para estimular la minería digital en general. Maduro ha anunciado otras zonas especiales, como el estado Aragua y el eje Guarenas-Guatire, y cada una de ellas operará con un fondo de 20 millones de petros, pero no parecen ser lo mismo. Además, han hablado de montar granjas digitales en varios estados del país, inclusive en alianza con el Banco Central [3].
Las zonas creadas en marzo mediante el decreto 3.333 operan como zonas francas para la minería digital y actividades relacionadas, donde “no causarán impuestos y derechos arancelarios en el periodo de dos (02) años, la importación de bienes que guarden relación directa con equipos electrónicos, informáticos, telemáticos, licencias, software, hardware, plantas para generación eléctrica, equipos de soporte utilizados por los mineros virtuales en sus diferentes algoritmos y aquéllos que sirvan para regular el ambiente en los establecimientos o las granjas que desarrollen minería virtual como los equipos de aire acondicionado con destino a regular las altas temperaturas que generen los dispositivos que se implementen para generar o minar los cripto-activos” [4]. En estas zonas, el petro debería circular como moneda en sustitución del bolívar.
También se ha tratado de convencer a otros Gobiernos y empresas de adoptar el petro a nivel internacional, sin mucho éxito. En enero, Nicolás Maduro propuso el uso de la criptomoneda como medio de intercambio y medida de integración económica entre los países miembros del Alba y de Petrocaribe. El Gobierno y el Ministerio de Industria de Rusia discutieron la posibilidad de pagar en petros las compras de partes y piezas de los vehículos KAMAZ que se ensamblarán en Venezuela. En abril, el periódico indio Business Standard (BS) reportó que el Gobierno venezolano habría ofrecido a la India recibir petróleo con un 30 por ciento de descuento si era pagado con petros. Todas esas ofertas fueron rechazadas. Más recientemente, un vocero del Gobierno turco pareció abrirse a la posibilidad de aceptar petros como pago por importaciones.
¿Y dónde están los petros?
A pesar de todos los anuncios y decretos, el petro parece no existir. El Gobierno dice haber recabado $5.025 millones de dólares en más de 200.000 solicitudes de compra sobre la emisión original, pero no existen rastros de la moneda.
Para comenzar, se ha reportado que ha sido imposible comprar petros, en divisas o en criptomonedas directamente del Gobierno (mercado primario). Para comprar petros había que entrar en la web oficial y registrarse para descargar la Petrowallet o billetera electrónica. Durante los primeros 15 días, la compra se podía realizar con yuanes, rublos, liras turcas y euros; y con las criptomonedas bitcóin, ethereum o xem.
Lo cierto es que quienes lo intentaron no tuvieron suerte, razón por la que la mayoría de los analistas consideran falsos los reportes sobre las ventas millonarias de la primera emisión del petro. Esa página ha dejado de estar operativa.
Para el “nuevo” petro hay que ir a la página de la Tesorería de Criptoactivos de Venezuela (tcv.com.ve). Se suponía que el 8 de octubre comenzaba el registro y la compra, pero simplemente el link que permite comprar ha permanecido desactivado. Es bueno señalar que la compra de petros con bolívares soberanos se haría en forma de certificados de ahorro. En otras palabras, el Gobierno quiere los bolívares, pero no quiere que alguien cambie el petro por otras criptos o divisas (si se pudiera).
Como mencionamos, el mercado secundario, que son los exchanges o casas de cambio de criptomonedas, tampoco ha funcionado. Debido a que el petro ha generado desconfianza e incertidumbre al interior de la comunidad mundial de criptomonedas, las casas internacionales de cambio virtuales se han rehusado a comercializarla. Tampoco ha ayudado que la administración de Trump haya prohibido a estadounidenses y residentes en Estados Unidos realizar transacciones con monedas digitales emitidas por Venezuela.
Lo que sí ha logrado el Gobierno es que exchanges venezolanos u operativos en Venezuela aprobados por la Superintendecia de Criptoactivos comercien el petro o al menos ofrezcan hacerlo si llegase a existir en algún momento. Recordemos que durante meses el Gobierno intentó acabar con la minería digital y el mercado de criptomonedas, en parte porque representa una fuente de divisas –en especial dólares– fuera de su control. Por meses se forzó a bancos a cancelar las cuentas de casas de cambio o cerró las casas directamente. Se monitoreó el uso de electricidad para detectar a los mineros, se decomisaron equipos, desmantelaron granjas y se llevó a la cárcel a varias personas. Pareciera incluso que la llamada Operación Manos de Papel que llevó a la intervención de Banesco estuvo relacionada con el intento de acabar con las criptomonedas [5]. Sin embargo, en un giro de 180 grados, en abril el Gobierno anunció que certificaba a dieciséis casas de cambio y que las mismas comenzarían a comercializar el inexistente petro [6]. De las dieciséis, sólo seis aparecen hoy certificadas por Sunacrip, pero puede verse que algunas de ellas anuncian claramente al petro dentro de su portafolio [7].
El petro como unidad de cuenta: ¿siguiendo el ejemplo de Brasil o de Cuba?
Como parte de la reciente reconversión monetaria, el Gobierno anunció que Venezuela contaría con dos unidades de cuenta, el petro y el bolívar soberano, este último a su vez anclado en el petro. Un petro equivale desde entonces, según el Banco Central, a 3.600 bolívares soberanos y esa paridad parece ser fija. Sobre la misma también se fijó el nuevo salario mínimo de los venezolanos en medio petro, equivalente a 1.800 bolívares soberanos. Con esa medida, el régimen ligó, teóricamente al menos, el sistema de precios y salarios a la criptomoneda.
La medida adoptada supuestamente obligaría a todos los establecimientos comerciales a reflejar los precios de bienes y servicios en ambas denominaciones. En ese sentido, el 22 de agosto se publicaron en la Gaceta Oficial de Venezuela Extraordinaria 6.397 los precios de 25 productos alimenticios expresados en petros y bolívares. Se sabe que algunos bancos y estacionamientos en Caracas, el del Centro San Ignacio y el del Centro Comercial El Tolón, han también listado sus tarifas en ambas unidades, pero el reporte desde Venezuela es que la mayoría de los comercios y agentes económicos no están siguiendo el lineamiento del Gobierno.
Algunos analistas cercanos al Gobierno han señalado que lo que se pretende es utilizar el petro de manera similar a como los brasileros usaron el real para estabilizar la economía en 1994. Efectivamente, en Brasil se utilizó una unidad de cuenta ficticia llamada real (URV) para acabar con la inflación, pero hasta allí llegan las semejanzas con el plan del petro. El URV tenía una paridad fija de 1 con el dólar y una paridad variable con respecto a la moneda de curso legal, el cruzado, y los precios se expresaban en URV, aunque se continuaba usando el cruzado como medio de pago. El banco central ajustaba la paridad real/cruzado diariamente de acuerdo con la inflación, dando una señal a los agentes económicos de cuál debía ser el ajuste consiguiente de los precios de bienes y servicios. Como explica Leonardo Vera en Prodavinci [8], el plan no puso a convivir simultáneamente dos medios de pago de curso legal, mucho menos dos unidades de cuenta, como sí se ha anunciado en Venezuela, pues los precios estaban solamente expresados en URV. Adicionalmente, la paridad bolívar/petro no se ha modificado desde el anuncio. Por último, el plan real enmarcó el uso de la unidad de cuenta dentro de un exitoso ajuste fiscal, de cuya necesidad no habla el Gobierno de Venezuela.
¿Podría ser que el Gobierno esté explorando replicar el modelo cubano? En su esfuerzo por desvincular la economía venezolana de la influencia del dólar, no sería descartable. Como se sabe, Cuba tiene dos monedas, la moneda nacional o el peso cubano que es la moneda en que se pagan los salarios y se venden bienes y servicios a los cubanos. Y los pesos convertibles (CUC), la moneda en que los turistas y los empresarios ligados al sector turismo (el sector generador de divisas) deben cambiar sus dólares y euros. Un CUC vale 24 pesos cubanos, lo que implica que un cubano paga 24 más que un turista por las mismas cosas. Al introducir el CUC durante el período especial, el Gobierno en la práctica logró desligar el peso del dólar estadounidense y forzó a los cubanos que no tienen acceso a divisas a quedarse con los pesos cubanos. Irónicamente, el nombre que le dan en Cuba a los CUCs es “chavitos”.
Conclusiones
El régimen venezolano ha intentado posicionar algo que hasta ahora no existe, el petro, como un instrumento de inversión internacional. Desde el anuncio de su creación en diciembre 2017, anticipamos que el intento de usar una criptomoneda creada por el Estado venezolano para hacerse de fondos y sortear de ese modo las sanciones internacionales encontraría dificultades, pero el proyecto parece haberse complicado aún más por la ineptitud con la que fue manejado el ICO. El relanzamiento que se hizo en octubre parecía destinado a darle un impulso al uso de la criptomoneda como medio de pago internacional y abrir la posibilidad de financiarse con bolívares soberanos, pero hasta ahora sólo parece reeditar la fracasada experiencia del ICO: tras semanas del anuncio de la nueva ventana de compra es simplemente imposible adquirir un petro, dentro o fuera de Venezuela.
En agosto, antes del relanzamiento, se lanzó la idea de usar al petro como unidad de cuenta, junto al bolívar soberano. El uso del petro dentro de la política de “lucha” contra la inflación, junto con el anuncio del relanzamiento de la inexistente criptomoneda plantea más preguntas que respuestas sobre las verdaderas intenciones del Gobierno. ¿Quiere acaso esconder el fracaso del proyecto original de la criptomoneda? ¿O es que hay más de un proyecto alrededor del petro dentro del régimen?
Cabe especular que el uso del petro como unidad de cuenta paralela podría serle útil al régimen en su esfuerzo de desvincular la economía venezolana del dólar, de la misma forma que Cuba ha usado el CUC, o el peso convertible, para desvincular la economía cubana de la divisa norteamericana. Ello supondría que con el tiempo todas las transacciones internacionales se harían en petros, aunque no necesariamente como criptomoneda. El anuncio del uso del euro como referente de las transacciones comerciales y financieras del país no contradice la anterior medida sino que la refuerza.
El Gobierno parece deshojar la margarita y evaluar opciones para moverse en el circuito financiero internacional mientras está acorralado por las sanciones. Veremos si el petro forma o no parte de del paquete final.
Cronología del petro
3 de diciembre de 2017: Anuncian la creación del petro y Observatorio del Blockchain en Venezuela como entidad adscrita al ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología.
8 de diciembre de 2017: Publican el Decreto N° 3.196 que oficializa la creación del petro y autoriza la creación de la Superintendencia de Criptoactivos y Actividades Conexas (Sunacrip).
22 de diciembre de 2017: Abren el registro de minería digital a través de la página web del Observatorio del Blockchain en Venezuela. El proceso permaneció abierto hasta el 21 de enero de 2018.
27 de diciembre de 2017: Anuncian que el campo número 1 del Bloque Ayacucho de la Faja Petrolífera del Orinoco será el respaldo financiero del petro.
5 de enero de 2018: Autorizan a casas de cambio virtuales para la criptomoneda petro por un período de prueba.
30 de enero de 2018: Presentan la versión 1.0 del libro blanco (white paper) del petro.
20 de febrero de 2018: Dan inicio a la preventa del petro, con una duración de 30 días.
21 de febrero de 2018:
1. Comienzan la entrega de certificados de minería, paso previo para obtener una “licencia” como minero digital ante la superintendencia de criptoactivos.
2. Autorizan el cobro de combustible venezolano en las estaciones de servicios ubicadas en los puntos fronterizos con Colombia en petros.
3. Anuncian la creación de PetroGold o PetroOro, una criptomoneda con respaldo del oro.
26 de febrero de 2018: Publican el Decreto 3.292 que establece el respaldo del petro en el Bloque Ayacucho de la Faja Petrolífera del Orinoco.
27 de febrero de 2018: Informan que la preventa del petro arrojó intenciones de compra por más de $3.000 millones de dólares.
1 de marzo de 2018: Autorizan a las aerolíneas del país el cobro de los boletos a vuelos nacionales e internacionales en petro y otras criptomonedas.
22 de marzo de 2018:
1. Dan inicio a la venta oficial del petro.
2. Ordenan a las instituciones del Estado que generan divisas cobrar las exportaciones en petros a través de petrobilleteras.
3. Ordenan acelerar la revisión de solicitudes de licencias para las casas de cambio de criptomonedas.
4. Publican el Decreto 3.333, el cual crea cuatro zonas económicas especiales o “Zonas Petro” (la Isla de Margarita, estado Nueva Esparta, Los Roques, Territorio Insular Francisco de Miranda, Paraguaná, estado Falcón, Ureña-San Antonio, estado Táchira).
5. Autorizan a los operadores turísticos nacionales a cobrar en petros.
9 de abril de 2018: Publican el Decreto 3.355 que crean Sunacrip y la Tesorería de Criptoactivos de Venezuela.
20 de abril de 2018:
1. Autorizan el uso del petro para la compra y venta de inmuebles.
2. Anuncian que el Gobierno financiará 230.000 nuevas casas utilizando los fondos de su preventa.
26 de abril de 2018:
1. Ordenan la venta de gasolina a las aerolíneas en petros.
2. Anuncian que se han autorizado 16 casas de cambio que comercializarán petros.
13 de Agosto de 2018:
1. Anuncian la reconversión monetaria.
2. El petro servirá como unidad contable y ancla para el bolívar soberano y para el salario, con un valor de $60 dólares.
3. El Gobierno estableció que el petro equivale a 3.600 bolívares soberanos. Sobre esta base también se fijó el nuevo salario mínimo de los venezolanos en medio petro, equivalente a 1.800 bolívares soberanos. Aguinaldos se reconvertirán a petros (¿?).
4. El Banco Central (BCV) deberá publicar las cifras oficiales del valor del bolívar soberano de acuerdo al petro y la tasa de cambio del petro con relación a las divisas internacionales.
22 de agosto de 2018: Publican en la Gaceta Oficial de Venezuela Extraordinaria 6.397 los precios de 25 productos alimenticios expresados en petros y bolívares.
20 de septiembre de 2018: Anuncian que a partir del 1° de octubre el petro se usará como moneda para las actividades internacionales del país.
2 de octubre de 2018:
1. Anuncian Plan Nacional de Criptoactivos, a ser desarrollado en 10 años.
2. Anuncian venta de petros en bolívares soberanos a partir del 1 de noviembre.
3. Dan a conocer versión 3.0 del White Paper o Libro Blanco del Petro.
4. Anuncian (de nuevo) el uso del petro para venta de inmuebles, actividades de turismo y venta de gasolina al transporte internacional.
5. Inauguran la sede de la Superintendencia de Criptoactivos.
3 de octubre de 2018: Anuncian el cobro de pasaportes en petros a partir del 4 de noviembre.
15 de octubre de 2018: Crean regiones estratégicas productivas con fondo inicial de 20 millones de petros.