Existen diversas enfermedades visuales que pueden afectar a las personas. Algunas incluso son tan parecidas, que suelen confundirse.
Ese es el caso de la fatiga visual y la vista cansada, las cuales pueden considerarse como un solo padecimiento, pero en realidad tienen diferencias sustanciales entre ambas.
De acuerdo con Mayo Clinic, la vista cansada es el nombre con el cual se le conoce comúnmente a la presbicia. Esta enfermedad significa la pérdida gradual de la capacidad de enfocar objetos cercanos. La presbicia se presenta a partir de los 45 años, en la mayoría de los casos.
Es causada por el endurecimiento del cristalino, lo cual sucede de manera natural por el envejecimiento. Cuando el cristalino se vuelve menos flexible, ya no puede cambiar su forma para enfocar a los objetos cercanos, lo que provoca que las imágenes se vean fuera de foco.
Sus principales síntomas son el cansancio ocular, dolores de cabeza, visión borrosa a una distancia de lectura normal y la tendencia de mantener más alejado que de costumbre los materiales de lectura.
Por otra parte, la fatiga ocular es definida por Mayo Clinic como una enfermedad que se produce cuando los ojos se cansan por el intenso uso, provocado por varios factores como conducir grandes distancias o usar dispositivos electrónicos por varias horas.
Si bien la fatiga ocular es molesta, rara vez es grave y basta con descansar por un rato la vista o tomar otras medidas para reducir la molestia, como gotas oculares a base de manzanilla. No obstante, si aparecen algunos síntomas complementarios puede ser señal de otra enfermedad y debe ser monitoreada por un oculista.
Como ya se mencionó, la fatiga ocular es provocada en su mayoría por el uso excesivo de computadoras, tabletas o smartphones. Esto es porque las personas tienden a parpadear menos cuando están frente a una pantalla, además de que muchas veces se usan estos dispositivos con un nivel de brillo dañino para los ojos.
Este malestar puede agravarse si existe un problema de visión no corregido o algún padecimiento del musculo ocular no detectado.
Los principales síntomas son los ojos adoloridos, ojos secos o llorosos, sensibilidad a la luz, dolor en el cuello y hombros, visión borrosa, dolor de cabeza o sensación de que no se pueden mantener los ojos abiertos.
Para ambos casos, es muy importante que acudas con un especialista, ya que sólo un médico podrá recetarte el tratamiento adecuado y descartar otros padecimientos más graves. Vix.com