Jóvenes disfrutan bajo la lluvia las canciones de Novanout en un festival de música alternativa, uno de los escasos escenarios que quedan en Venezuela para este género, confrontado no solo a la crisis económica sino a la censura.
“No nos paramos por nada”, reivindica Julio Zamora, su vocalista de 21 años, tras participar con once agrupaciones de reggae, punk y ska en el festival Nuevas Bandas, que desde hace dos décadas impulsa el talento emergente.
En una plaza de Caracas, Novanout interpreta su reggae “Araguaney”, una crítica al poder: “Son zamuros (cuervos) pisoteando esta orquídea / llenos de rencor, resentimiento y envidia / pisoteando el paisaje tricolor / desperdiciando el néctar de esta flor”.
Catapulta para géneros contestatarios, el festival apenas se sostiene en este país donde los grandes conciertos son un recuerdo y con mermadas tarimas por el cierre de espacios emblemáticos o su paso al infalible reguetón.
“La movida (musical) no es que no existe, pero quizá no es tan activa como años atrás”, asegura Julio, quien bromea durante un ensayo en una pequeña sala.
“¡Gracias, Poliedro!”, remata aludiendo al mayor escenario nacional, con aforo de 20.000 personas, donde antaño se presentaron artistas como Queen o Metallica. Hoy, sus instalaciones albergan especialmente actos oficialistas.
Para conseguir presentaciones, Novanout ha adaptado su repertorio a salsas y boleros. Fusionarse es su “ventaja”, explica Andrés Villamediana, guitarrista.
“En plena guerra”
Veinteañeros, los integrantes de Novanout ponen de sus ahorros los 12 dólares de alquiler del sitio donde ensayan dos veces por semana. Este «diezmo», como lo llama Julio, equivale al ingreso mínimo mensual en Venezuela.
Agente Extraño guarda parte de sus ganancias para costear 20 dólares mensuales de ensayos, pero a veces el publicista, el electricista, el contador o el asistente administrativo que conforman la agrupación de punk rock tienen que aportar de su bolsillo. Por una presentación de 40 minutos en un bar, reciben entre 30 y 40 dólares; otras veces les dan lo recaudado en entradas (un dólar por cliente). Pero solo un set de cuerdas para guitarra cuesta ocho dólares.