En las últimas dos décadas de la historia reciente de Venezuela, los pueblos indígenas han alcanzado grandes logros en materia jurídica y que de forma transversal ha tocado todas los ámbitos de la vida social de los primeros habitantes de estas tierras. Como reconocimiento y muestra de amor de la revolución hacia el pueblo que por siglos habían sido menospreciados y considerados como animales en el eufemismo de aquella Constitución de 1961.
En la vigente Constitución (1999) existe un capitulo completo que contempla los derechos de los pueblos y comunidades indígenas y es la base para desarrollar otros instrumentos jurídicos como es el caso de la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas (LOPCI) entre otros textos de orden jurídico. Esto no es casual, habría que revisar cuanto esfuerzo, lucha, debates y diálogos existió para alcanzar lo que hoy, la actual generación, goza de derechos constitucionales y legales.
Es una nueva era, beligerante y dinámica, difícil de comprender para los lideres y lideresas de la vieja escuela y peligrosa para los liderazgos emergentes. Son tiempos en los que la disciplina es determinante para no dar un paso en falso, callar cuando hay que callar y alzar la voz en el momento propicio, combinar la sabiduría con valentía y la paciencia con la sensatez. Es una era para la reinvención y promoción de la paz.
Los liderazgos indígenas visibles a nivel nacional, a veces impuestos, han recaído sobre la figura femenina, muy contradictorio con la mayoría de las culturas originarias, sin embargo, la disciplina de los pueblos y comunidades indígenas siempre ha imperado para el reconocimiento y respeto de las decisiones políticas de Estado. Suficiente tiempo ha transcurrido para evaluar el desempeño de la mujer frente a importantes responsabilidades en materia de ejecución de políticas públicas vinculadas a los pueblos originarios.
El enemigo está claramente identificado, ya lo decía en aquel celebre escrito el padre de la patria, Simón Bolívar al coronel Patricio Campbell, «los Estados Unidos parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad», 5 de agosto de 1829. Con vigencia hoy más que nunca, sin embargo, este momento histórico en el que vivimos, debe ser motivo de unidad en medio de las grandes diversidades y no para el aniquilamiento entre los patriotas indígenas.
Los pueblos indígenas, hoy como nunca antes de la historia reciente, son de gran referentes para la toma de decisiones de orden nacional, considerando que en los territorios de nuestros pueblos, yacen los recursos que mueven la coyuntura y de forma infinita, la política transversal de alcance mundial. Aquí en Venezuela se define la batalla de los pueblos en la nueva era global.
Los indígenas de Bolívar, conscientes y disciplinados, acompañamos el proceso crucial que como sociedad vivimos y que lidera la revolución de Bolivariana comandada por los hijos e hijas de Guaicaipuro, Bolívar y Chávez.
¡La historia la escribe el vencedor!
Pedro Requena
@PedroRequenaVen