El sistema de salud en Venezuela sigue bajo presión y se enfrenta actualmente a una difícil crisis, señaló la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja (IFRC).
En su tercer informe de actualización de sus operaciones de emergencia sanitaria en Venezuela, la Cruz Roja destacó que existe una combinación de factores que complican el panorama. Entre ellos destacó la migración del personal sanitario, principalmente por los bajos salarios; las frecuentes interrupciones de los servicios públicos como agua, electricidad y transporte y la escasez de medicamentos y suministros médicos.
“Esos factores están afectando a la capacidad del sistema de salud para prestar servicios que permitan la prevención y el tratamiento de enfermedades transmisibles y no transmisibles. También se dificulta el funcionamiento de la red de salud y la capacidad para establecer un sistema de vigilancia epidemiológico para responder a situaciones de emergencia”, señalaron.
La Cruz Roja también destacó en su informe el deterioro de la infraestructura sanitaria de Venezuela como otro de los factores que contribuyen a la crisis.
La pandemia
En cuanto a la pandemia, la Cruz Roja aseguró que el covid-19 solo agravó un sistema de salud que ya estaba deteriorado. “Los efectos de la pandemia en Venezuela produjeron un estrés adicional en el sistema de salud venezolano que está aumentando sus desafíos en la realización de actividades”, explican.
Añaden que el covid-19 se sumó a una larga lista de limitaciones ya presentes en el sistema sanitario. Entre ellos destacaron la movilización de personal, los medicamentos e insumos que no se encuentran, la escasez de combustible o la muerte del personal de salud. Todas estas condiciones, sumadas a las dificultades de acceso al agua y la electricidad, están aumentando el riesgo de una mayor incidencia de las enfermedades en país.
La salud mental, otro de los desafíos
En cuanto a la salud mental, aseguraron que Venezuela enfrenta graves problemas en las condiciones y los tratamientos disponibles.
“Muchas salas de atención psiquiátrica se cerraron. Las que permanecen abiertas no cuentan con los medicamentos necesarios para la atención de patologías crónicas y graves”, denuncian.
Las personas que padecen esquizofrenia, bipolaridad y depresión grave no tienen cómo adquirir el tratamiento necesario.
“Por lo general, el paciente tiene dos opciones: conseguir que un miembro de la familia traiga el medicamento del exterior o someterse a largos períodos de tiempo sin medicamentos. Esta última pone en riesgo su salud mental. En tiempos de cuarentena preventiva emociones como la tristeza, la angustia, la preocupación y la confusión tuvieron un fuerte efecto en la población venezolana”, señalan.
Destacan que por esta razón, diferentes grupos de profesionales de la salud mental establecieron líneas de cuidado emocional.
De esta forma, se busca apoyar a la población en estos tiempos difíciles. “La prolongación de la cuarentena, combinada con la situación socioeconómica, causaron que las personas reduzcan su equilibrio en cuanto al manejo de su salud mental”, denunciaron.
El personal sanitario
En los últimos seis años se observó una pérdida progresiva de la capacidad operativa del sistema nacional de salud. Esto afecta a la atención de la salud y al acceso a los medicamentos. “Muchos hospitales funcionan en condiciones muy difíciles y no pueden garantizar la prestación de servicios básicos de apoyo”, afirman.
El Colegio Médico de Venezuela señala que en 2018 emigraron unos 22.000 médicos. “Esta cifra representa un tercio de los 66.138 médicos que había en el país en 2014. La migración de médicos afectó principalmente a ciertas especialidades (neonatología, anestesiología, oncología, nefrología, cuidados intensivos y urgencias)”, explican.
Asimismo, se estima que 6.000 bioanalistas y técnicos de laboratorio abandonaron el país. La Federación Venezolana de Escuelas de Enfermería estima que han emigrado entre 3.000 y 5.000 enfermeras.
ElNacional.com