Por Carina López
MÉXICO, 1 dic (Xinhua) — El mexicano Horacio Olvera, de 33 años, enfermó de COVID-19 hace casi dos meses. Sin embargo, practicar la disciplina china del Tai Chi le ayudó a enfrentar la enfermedad, a mantener la mente positiva y cambiar su estilo de vida sedentario por uno saludable.
«Cuando me enteré que estaba infectado con el virus (SARS-CoV-2) pensé que iba a tener varias complicaciones, sin embargo no fue así, pues el practicar Tai Chi me ayudó a poder dormir y a calmar el estrés que surge a partir de que te dicen que eres positivo (por COVID-19)», dijo Olvera a Xinhua.
El Tai Chi implica una serie de movimientos realizados de forma lenta, concentrada y acompañada de una respiración profunda.
El experto en sistemas computacionales acondicionó un lugar especial en su recámara para practicar y para conectarse vía remota con el maestro Jorge Chiu, creador de la Fundación Chino-Mexicana de Wushu, en Ciudad de México.
«Toda esa energía que se mueve al realizar mis formas y la fuerza mental me ayudó a salir de esta enfermedad y a controlar la ansiedad, pues como seguía practicando esta disciplina pude regular mi mente, disminuir los síntomas y equilibrar mi cuerpo que luchaba contra el virus», recordó.
En octubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que la pandemia tiene un «impacto devastador» en la salud mental a escala mundial.
Según la organización, el incremento de contagios por COVID-19 en el mundo ha tenido un efecto exponencial en el aumento de casos de ansiedad y otros trastornos mentales debido al aislamiento, miedo, incertidumbre y crisis económica en distintas regiones del orbe.
Olvera afirma que las artes marciales se convirtieron en parte de su vida cuando buscó hacer cambios en su rutina al ser consciente de su sedentarismo, su sobrepeso y sus malos hábitos alimenticios.
«Cuando salí de la universidad tenía una vida sedentaria y eso me trajo múltiples daños al organismo. Tenía malos hábitos a la hora de comer y decidí buscar algo para activarme físicamente y que me ayudara también mentalmente, así fue como llegué al Wushu y luego al Tai Chi», recordó el joven.
Olvera tenía también problemas de ansiedad; sin embargo, no quería recurrir a medicamentos convencionales, por lo que acudió a la acupuntura y, posteriormente, a las artes marciales.
«En una ocasión que fui al consultorio del maestro Chiu, me llamaron la atención las actividades que realizan en la Fundación y decidí tomar una clase muestra; desde entonces, quedé maravillado con el sistema y me fui involucrando cada vez más», detalló.
«Sin embargo, con la entrada de la pandemia a México y el confinamiento, tuvimos que adaptarnos y tomar las clases a distancia, esto no fue ningún impedimento; al contrario, continuamos con la disciplina», afirmó.
Las artes marciales se han convertido en parte fundamental de la vida del mexicano, pues ahora practica más a menudo y sueña con transmitir sus conocimientos y habilidades acerca de esta disciplina a todas las personas interesadas.
«El practicar Tai Chi me ayuda a mantenerme ecuánime y en mi centro para no sufrir durante esta nueva oleada (de COVID-19) y el confinamiento voluntario en el que decidimos mi novia y yo estar en las últimas semanas», comentó.
En los siguientes meses, Olvera pretende seguir aprendiendo más de la cultura china, de las artes marciales, pues considera que han sido su mayor apoyo e inspiración en los últimos años.
«Quisiera especializarme más, continuar con este estilo de vida y darle a conocer a las nuevas generaciones esta hermosa manera de vivir», dijo el ingeniero.
«Lo que más deseo», agregó Olvera, «es transmitir a los demás mis conocimientos y hacer que la cultura china prevalezca en México y el mundo».
Xinhua