Un nuevo capítulo de la trama venezolana comienza hoy con la asunción de las nuevas autoridades de la Asamblea Nacional, el órgano legislativo unicameral que recuperó el oficialismo en las elecciones del 6 de diciembre, cuando la mayoría de la oposición decidió no participar. Con esta renovación del poder legislativo, en el que controlarán más de dos tercios de las bancas, el Gobierno de Maduro se asegura así el dominio de todos los poderes públicos.
La oposición había obtenido la mayoría en la Asamblea Nacional después de una victoria en las legislativas del 2015. El oficialismo comenzó a restarle potestades al Parlamento y, eventualmente, lo reemplazó con la instalación de una Asamblea Constituyente en el 2017, que ahora será desmantelada. La presidencia del órgano legislativo fue el argumento que utilizó Juan Guaidó para autoproclamarse, en su momento, presidente interino de Venezuela.
Como explicó elDiarioAR, la renovación de mandato en la Asamblea Nacional significa que Guaidó pierde la carta de legitimidad que sostiene su estrategia, novedad que puede hacerle perder apoyos internacionales y empujarlo a un exilio, dado que perderá también su inmunidad parlamentaria.
La estrategia de Guaidó para sobrevivir a la renovación de autoridades legislativas consiste en extender el funcionamiento del mandato 2016-2021 de la Asamblea, un movimiento que implicaría el establecimiento de un poder legislativo paralelo de facto. La decisión fue aprobada en una de las últimas sesiones virtuales de la oposición parlamentaria y contó con la aprobación de todos los bloques a excepción de Acción Democrática que, si bien apoyó la medida, se opuso a que la Asamblea siga funcionando mediante una “Comisión Delegada”, integrada únicamente por los presidentes de las comisiones regulares y una junta directiva.
La continuidad de la Asamblea Nacional actual fue declarada nula por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) el 30 de diciembre, un día después de que Maduro advirtiera que «no le temblará el pulso para actuar férreamente» frente a «estas ínfulas de autoproclamación y de extensión ilegal e inconstitucional de supuestos mandatos».
En las últimas horas, la estrategia del líder opositor sufrió el quiebre de dos diputados: Stalin González de Un Nuevo Tiempo, y Marialbert Barrios, de Primero Justicia, avisaron que no se plegarán a la continuidad y darán por finalizado su mandato a partir de hoy. Otros diputados podrían seguir el mismo curso. El malestar con Guaidó, sumado a la decisión de que sea sólo una “Comisión Delegada” y no la totalidad de la cámara la que siga a cargo, puede causar nuevas deserciones.
Un foco de tensión extra en la agenda política venezolana se sumó este fin de semana. El Washington Post reveló una trama de corrupción dentro de la comisión de “Gestión de Activos del gobierno interino”, el órgano designado por Guaidó para el manejo de activos del Estado venezolano en los países que lo reconocen como presidente interino. Jorge Reyes y Pedro Antar, dos empresarios radicados en Miami, contaron al diario estadounidense las gestiones con dos asesores de Guaidó, Javier Troconis y Fernando Blasi, que presuntamente pedían sobornos a cambio de la mediación para la gestión de activos -acciones de empresas, autos, propiedades- que estaban en manos de la petrolera estatal PDVSA. El propio Guaidó se había comunicado con los dos empresarios, según dijeron estos al Post.
En el campo oficialista, por otro lado, la única incógnita que quedaba por despejar antes de la asunción del poder legislativo se resolvió el domingo pasado. El presidente de la Asamblea Nacional quedará en manos del exministro de comunicaciones Jorge Rodriguez. El hermano de la vicepresidenta Delcy Rodríguez le ganó el pulso al militar Diosdado Cabello, considerado por muchos como el número dos en la estructura de poder oficialista. Cabello, que aspiraba a presidir la Asamblea, será el jefe de la bancada oficialista dentro del órgano. Rodríguez estará secundado por la exministra Iris Varela y el exgobernador Didalco Bolívar como vicepresidentes.
La jornada de hoy puede estar marcada por escenas de tensión. Desde el entorno de Juan Guaidó denuncian que la residencia del líder opositor amaneció rodeada de fuerzas de seguridad estatales.
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