Pocos partidos políticos del mundo podrían presumir de una historia tan larga y una gobernanza nacional sin interrupciones como el Partido Comunista de China (PCCh), que ha sido el partido gobernante del país durante 72 años. Actualmente, Xi es el núcleo del liderazgo del PCCh.
Antes que él, generaciones de liderazgo colectivo central han pasado décadas con Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao como representantes principales.
Desde su elección como secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China en noviembre de 2012, Xi ha sido considerado como hombre de determinación y acción, un hombre de pensamientos y sentimientos profundos, un hombre que heredó el legado, pero se atrevió a innovar, y un hombre que tiene visión de futuro y está comprometido a trabajar incansablemente.
Bajo su liderazgo, China se está convirtiendo en un país poderoso y está entrando ahora en una era de fortaleza, según Channel News Asia.
Caminando junto al pueblo
Xi se unió al Partido en la localidad de Liangjiahe de la provincia de Shaanxi en 1974. Tenía sólo 15 años cuando llegó allí en 1969 como un «joven educado».
Durante los siguientes siete años, Xi vivió en el pequeño pueblo en el campo de la meseta de Loess. Tras finalizar el trabajo del día, regresaba a su primitiva casa en forma de cueva y dormía en una sencilla cama de arcilla. Tomaría 38 años y múltiples puestos en varios niveles de la jerarquía del Partido para ser ascendido al puesto más alto.
Tras unirse al PCCh, Xi se convirtió en el secretario del Partido de Liangjiahe. Sus colegas de la aldea recuerdan que Xi «trabajaba a conciencia, tenía muchas ideas y podía unir a la gente y a los funcionarios».
Al recordar su tiempo en la aldea empobrecida, Xi expresó que lo que más deseaba era que los aldeanos «tuvieran carne en sus platos».
En 1975, Xi fue admitido en la prestigiosa Universidad Tsinghua de Beijing. Después de graduarse, trabajó en la oficina general de la Comisión Militar Central. Luego, en 1982, se mudó a Zhengding, un distrito de la norteña provincia de Hebei.
Al recordar el traslado a Zhengding, Xi dijo que se había ofrecido como voluntario para trabajar a nivel de base entre la población. Señaló que quería «amar al pueblo como ama a sus padres».
Después de Zhengding, la carrera política de Xi lo llevó a las provincias costeras de Fujian y Zhejiang, así como a la metrópolis de Shanghai. Dondequiera que fue, eran notables sus estrechos vínculos con el pueblo.
La filosofía centrada en las personas de Xi explica por qué ordenó esfuerzos constantes para salvar a toda costa la vida de las personas durante la epidemia de COVID-19, señaló Liu Jingbei, profesor de la Academia de Liderazgo Ejecutivo de China en Pudong, Shanghai.
En 2007, Xi regresó a Beijing como miembro del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del PCCh y más tarde como vicepresidente de China. Supervisó diversas esferas, como la construcción del Partido, el trabajo organizacional, los asuntos de Hong Kong y Macao y los preparativos para los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
A la edad de 59 años, Xi fue ascendido a la posición más alta del Partido en noviembre de 2012. Cerca de un mes después, Xi desafió el frío del invierno para visitar a los habitantes pobres de Hebei. Se sentó con los aldeanos y les preguntó sobre sus ingresos y si tenían suficiente comida, colchas y carbón para mantenerse calientes durante el invierno. Xi expresó que su corazón se apretó cuando vio que algunos aldeanos todavía luchaban para llegar a fin de mes.
Fortaleciendo el partido
Este 2021 es el noveno año de la campaña anticorrupción más amplia de la historia de China, liderada por Xi. La misma no muestra signos de detenerse.
Más de 20 altos funcionarios del sector financiero fueron sancionados o investigados el año pasado. Durante los últimos 30 días, un ex funcionario de nivel ministerial de los organismos encargados de la aplicación de la ley del Gobierno central ha sido investigado y otro ha sido sancionado.
Durante los últimos nueve años, se han investigado más de 400 funcionarios de nivel ministerial y superior, incluyendo un ex miembro del Comité Permanente del Buró Político del Comité Central del PCCh y dos ex vicepresidentes de la Comisión Militar Central. Entre 2014 y 2020, más de 8.300 prófugos fueron repatriados desde más de 120 países y regiones.
«En un momento crítico, Xi dio un vuelco a la situación», señaló un editorial de prensa extranjera.
Como secretario general del Comité Central del PCCh, Xi ha dirigido los esfuerzos para formular y revisar unas 200 políticas internas del Partido. También llevó a cabo cinco actividades educativas en todo el Partido para fortalecer los ideales y creencias de los miembros de la organización y asegurar que actuaran de manera eficaz y coherente.
Hasta junio de este año, el número de miembros del PCCh había crecido hasta 95 millones, 10 millones más que la población de Alemania. Expertos en asuntos chinos aseguran que el Partido se ha vuelto más disciplinado, puro y poderoso.
En 2016, la sexta sesión plenaria del XVIII Comité Central del PCCh estableció el estatus de Xi como núcleo del Comité Central del PCCh y de todo el Partido.
En octubre de 2017, el pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas para una nueva era fue adoptado oficialmente por el XIX Congreso Nacional del PCCh. El pensamiento fue consagrado en los Estatutos del PCCh y la Constitución de China.
Al igual que Mao Zedong y Deng Xiaoping, Xi ha avanzado en la adaptación del marxismo al contexto chino y ha mantenido su vigencia, indicó Xin Ming, profesor de la Escuela del Partido del Comité Central del PCCh (Academia Nacional de Gobernanza).
Haciendo fuerte a China
Tras la Guerra del Opio de 1840, China se redujo gradualmente a una sociedad semicolonial y semifeudal. Fue intimidada por fuerzas extranjeras y sufrió pobreza y debilidad.
El PCCh se fundó en 1921 para cambiar esta situación.
Dos semanas después de la elección de Xi como secretario general del Comité Central del PCCh, presentó el «sueño chino» de la revitalización nacional. Este octubre, durante un evento conmemorativo del 110º aniversario de la Revolución de 1911, Xi mencionó la «revitalización» 25 veces en su discurso de 35 minutos, convirtiéndolo en uno de los mensajes más enfatizados.
Xi cree que la revitalización requiere tanto de un diseño estratégico como de un trabajo duro. Tomó la iniciativa como un hombre de acción. Solo en 2019, participó en más de 500 eventos importantes. Su itinerario de trabajo incluyó los fines de semana de aproximadamente 30 semanas en ese año. Revisó cada proyecto de los principales planes de reforma.
«La felicidad se logra a través del trabajo duro», dijo.
Para obtener la información de primera mano, a menudo visita granjas, aldeas de pescadores, hogares de agricultores, pequeños restaurantes, supermercados, talleres de fábrica, laboratorios, hospitales y escuelas, e incluso inspecciona granjas de cerdos y baños públicos.
Xi ha superado la prueba frente a numerosos obstáculos y crisis en los últimos nueve años.
A principios de 2015, cuando Yemen se sumió en el caos, ordenó a la armada evacuar a cientos de ciudadanos chinos que habían quedado varados.
Cuando Estados Unidos inició una guerra comercial contra China, diseñó la estrategia de que China no quería tal guerra, pero no tenía miedo a una y lucharía si resultaba necesario.
También dijo que fortalecer el diálogo y la cooperación era la única opción correcta para ambos países. «El vasto océano Pacífico tiene suficiente espacio para los dos grandes países que son China y Estados Unidos», afirmó Xi.
Desde realizar patrullas regulares en las aguas de las islas Diaoyu, romper el llamado arbitraje del Mar Meridional de China, y encontrar soluciones a los conflictos fronterizos entre China y la India, hasta facilitar el regreso de los chinos detenidos ilegalmente en el extranjero, Xi ha encabezado la planificación estratégica y táctica y, de ser necesario, ha intervenido personalmente.
En 2019, cuando Hong Kong sufrió disturbios sociales, dirigió los esfuerzos para salvaguardar la causa de «un país con dos sistemas» y detener el intento de incitar una «revolución de colores».
En vísperas del Año Nuevo Lunar de 2020, con la epidemia de COVID-19 nublando las festividades, Xi pasó una noche sin dormir. Al día siguiente, convocó una reunión de liderazgo del Partido para discutir la respuesta del país. Antes de la reunión, Xi había tomado la decisión de restringir el movimiento de personas y los canales de salida en Hubei y Wuhan. El tiempo ha demostrado que esta estricta medida era la única opción viable.
«Es realmente una enorme responsabilidad y una ardua tarea gobernar un país tan grande», dijo Xi al responder una pregunta de un político extranjero. «Estoy dispuesto a ser abnegado y dedicarme al desarrollo de China. No decepcionaré al pueblo».
Abriendo nuevos caminos de reforma
Xi diseñó un modelo chino de modernización caracterizado por un camino de desarrollo innovador, coordinado, ecológico y abierto, que es para todos.
Los observadores coinciden en que esta visión de desarrollo busca sacar a la China socialista de la trampa de un desarrollo que dependa de un crecimiento extenso e ineficiente a costa del daño ecológico, girando hacia un desarrollo de alta calidad y evitando escenarios en que los ricos se vuelven más ricos y los pobres más pobres.
Encabezada por Xi, la reforma ha llegado a diversos campos, abarcando las políticas de uso de la tierra, la construcción del Partido en empresas estatales, el procedimiento judicial, la planificación familiar, las políticas fiscales y de impuestos, el mercado inmobiliario, la ciencia y la tecnología y la lucha antimonopolio.
Una medida de reforma destaca entre todas: la modernización de las instituciones, que impacta directamente en el desarrollo y la estabilidad a largo plazo de China. En su núcleo está la defensa y mejora del socialismo con características chinas y la modernización del sistema y la capacidad de gobernanza de China.
En ocasiones, las reformas enfrentaron grandes dificultades. A veces, para abordar controversias y eliminar obstrucciones, el propio Xi tuvo que dar la última palabra.
Las reformas han vuelto a China más abierta. En 2013, se estableció en Shanghai la primera zona piloto de libre comercio. En la actualidad, el número de tales zonas llega a 21, incluyendo todo el territorio de la isla de Hainan, que tiene el tamaño aproximado de un pequeño país europeo. La lista negativa de inversiones extranjeras se ha reducido aún más.
Mientras que algunos países escogieron levantar barreras comerciales, China se convirtió en anfitrión de una serie de exposiciones globales de comercio e inversión. Xi inauguró personalmente la Exposición Internacional de Importaciones de China, una de múltiples exposiciones a nivel nacional a lo largo del país.
Entre 2013 y 2020, el PIB de China creció a un promedio interanual del 6,4 por ciento, contribuyendo con más del 30 por ciento al incremento económico mundial promedio de forma consecutiva. El PIB de China superó el umbral de 100 billones de yuanes en 2020, equivalente al 70 por ciento del PIB de Estados Unidos.
Hasta ahora, el logro más impresionante en la nueva era ha sido materializar el primer objetivo del centenario, a saber, la construcción de una sociedad modestamente acomodada en todos los aspectos, indicó Liu Ronggang, investigador del Instituto de Historia y Literatura del Partido del Comité Central del PCCh.
El país tiene el sistema de seguridad social más extenso en escala y el grupo de ingresos medios más grande del mundo. La pobreza extrema ha desaparecido de una vez y por todas.
En los últimos nueve años, unos 100 millones de personas se han liberado de la pobreza extrema. Xi ordenó que los miembros y funcionarios del Partido se trasladaran a aldeas empobrecidas para llevar a cabo medidas focalizadas de alivio de la pobreza.
Xi visitó cada una de las 14 áreas contiguas más pobres del país. La eliminación de la pobreza extrema se ha comparado con luchar una guerra. De hecho, la campaña tuvo sus héroes caídos, con más de 1.800 personas fallecidas en el cumplimiento del deber.
En 2021, China ocupó el puesto 12 en el Índice Global de Innovación, por encima de Japón, Israel y Canadá. Es el principal receptor de inversión extranjera directa y el mercado de consumo número 1 del mundo.
Xi también reformó integralmente las fuerzas armadas. Reiterando el principio establecido por Mao Zedong de que «el Partido comanda el arma», Xi introdujo una serie de reformas en el sistema de liderazgo y mando militar, así como en el tamaño, estructura y composición de las fuerzas. Exigió que los militares estuvieran listos para el combate.
Contribuyendo a comunidad global
Xi ha estado a la vanguardia de los esfuerzos de China para interactuar con la comunidad internacional y hacer contribuciones a la misma.
Antes del brote de la pandemia de COVID-19, Xi había visitado 69 países en 41 giras internacionales. Asimismo, fue el primer jefe de Estado chino en asistir al Foro Económico Mundial en Davos. Dijo que si bien emplear tanto tiempo en las visitas a ultramar podría ser considerado como un «lujo», pensaba que «vale la pena».
Su calendario durante las visitas al extranjero es generalmente muy apretado y puede extenderse hasta la madrugada. Pasó uno de sus cumpleaños durante una gira en el exterior.
Altay Atli, académico con base en Estambul, Turquía, resaltó la transformación de la participación de China en los asuntos internacionales, tanto económicos como diplomáticos, bajo el liderazgo de Xi. En ese sentido, Atli apuntó que el mundo está presenciando el surgimiento de un país importante con una influencia global.
En 2013, Xi planteó la noción de «construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad».
Al abordar los detalles de su visión, Xi propuso que la comunidad internacional debía promover la asociación, la seguridad, el crecimiento, los intercambios entre civilizaciones y la construcción de un ecosistema sano, citando un proverbio: «Los intereses a considerar deben ser los intereses de todos».
Xinhua