Israel se convertirá esta medianoche en el primer país del mundo en cerrar sus fronteras por completo a los extranjeros para prevenir la expansión de la variante ómicron de covid-19, además de imponer cuarentena obligatoria para los ciudadanos israelíes que regresen al país y otras restricciones internas.
Israel ha confirmado de momento un contagio con ómicron, una mujer israelí que regresó la semana pasada de Malawi, y tiene otros doce sospechosos a la espera de ser verificados, también viajeros procedentes de África.
Esta «estricta» medida, que estará en vigor durante dos semanas a la espera del desarrollo de la nueva variante, pretende «mantener Israel protegido del exterior y abierto a nivel interno», dijo hoy el primer ministro, Naftali Benet, que concretó que pese a «no ser un paso fácil» es algo «necesario y temporal».
El gabinete interministerial del coronavirus anunció nuevas restricciones que obligarán a los israelíes que vuelvan del exterior a aislarse tres días si están vacunados y una semana si no lo están. En ambos casos necesitarán un PCR negativo para salir de su cuarentena.
También decretó la reducción de 100 a 50 del número de personas que se pueden reunir en actos públicos, lo que afectará a los eventos de la festividad de Hanuka, una de las más relevantes del calendario judío que arranca hoy al atardecer.
EFE.