Diciembre es el mes por excelencia para romper toda dieta existente y comer sin remordimiento esas delicias que desde pequeños nos han servido en las mesas de nuestros hogares.
Pase lo que pase, los venezolanos se las ingenian para hacer hallacas, pan de jamón, pernil, ensalada, pollo horneado, asado negro, dulce de lechosa… Algunas de ellas o todas estas están en la mesa de las familias venezolanas, con mucho esfuerzo y esmero, por tradición y convicción, quizás hay hogares donde faltan algunas de estas delicias, pero de alguna u otra forma se comparte en familia.
Da igual si algunos platos son criollos y otros son herencia de nuestros abuelos inmigrantes: el 24 y 31 las mesas se llenan de comida, todos la disfrutan y siempre hay para el vecino, el hermano que llega más tarde o la novia nueva del hijo menor.
En el menú hay pernil. Pierna de cerdo al horno bañada en una increíble salsa que se saca de sus propios jugos. Es imposible quedar mal.
También la ensalada de gallina, la ensalada perfecta para acompañar cualquier plato navideño venezolano. Con gallina, huevo, mayonesa, zanahoria, guisantes.
Pan de jamón, otro clásico de la navidad venezolana.
Las Hallacas, la reina por excelencia de la navidad. No hay madre o abuela venezolana que no las prepare en diciembre, que no tenga su receta particular que no la altera por nada en el mundo. Siempre escuchamos el clásico “como las hallacas de mi mamá/abuela ninguna en el mundo”, y es verdad absoluta.
El exquisito Dulce de lechosa, postre navideño muy común en nuestros hogares, se prepara con pocos ingredientes, por lo que es bastante sencillo y económico.
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