El expresidente de Ecuador, Rafael Correa, calificó la decisión del Gobierno belga de otorgarle asilo político como una «bofetada» a la Justicia y a la persecución política ecuatoriana que han sufrido él y sus aliados en los últimos cinco años.
Es «una bofetada al remedo de justicia que tenemos en Ecuador y a la brutal persecución política que hemos sufrido mis compañeros y mi movimiento político durante los últimos cinco años», señaló el exmandatario en una entrevista con RT.
Bruselas otorgó este viernes asilo político a Correa, quien reside en ese país desde 2017 cuando culminó su mandato en el país suramericano. A la par de conocerse la noticia, el presidente de la Corte Nacional de Justicia (CNJ) de Ecuador, Iván Saquicela, anunció que el jueves firmó la providencia para iniciar el trámite de extradición de Correa.
El exdirigente ecuatoriano aseguró que considera que la Justicia de su país emitió este fallo, incluso cuando la Interpol había expresado su rechazo, porque el Gobierno del presidente Guillermo Lasso se está «desmoronando» y «tienen que destapar un escándalo para tratar de desviar la atención».
De igual forma, resaltó que a pesar de que tenía la intención de retirarse de la vida política no puede callar ante «tanta injusticia», y denunció que «el mundo no sabe lo que ha pasado en Ecuador», donde, según él, se ha dado «el proceso de silenciación de la política, el ‘lawfare’, más grave de América Latina».
Respecto a la posibilidad de ejercer en la política belga, el exmandatario asegura que «no lo haría nunca por elemental delicadeza», ya que es el país donde reside hace 5 años con su familia y no está seguro de que sus derechos y obligaciones como refugiado político lo permitan.
Evaluación geopolítica en América Latina
El exdirigente ecuatoriano cree que Latinoamérica actualmente atraviesa por un «resurgir del progresismo» después de la «restauración conservadora que denunciamos en el 2014, que vino con hambre atrasada porque tenía una década de perderlo todo».
Según él, la restauración conservadora llegó de la mano de los golpes de estado en Brasil y Bolivia. En Ecuador, el exmandatario asegura que tuvo lugar un «golpe de estado blando» en el 2018, con una consulta inconstitucional con la cual se tomaron todas las instancias del estado.
En cuanto al futuro del progresismo en el continente, Correa opina que en el caso de Brasil y Colombia hay «muy buenas posibilidades». Sin embargo, señala que «no hay que subestimar a nuestro adversario», a los que considera que no son los candidatos de derecha, sino sus medios de comunicación, el poder económico, el poder religioso, el poder militar. «Contra todo eso luchamos la izquierda y el progresismo en América Latina», agregó.
RT