La policía ecuatoriana dispersó este martes con gases lacrimógenos a unos 500 indígenas que bloquearon con ramas de árboles una importante avenida de Quito, en el noveno día de protestas contra el gobierno.
Miles de indígenas llegaron el lunes a la capital del país a reclamar una reducción en los precios del combustible.
El grupo de unos 500 indígenas que chocó con la policía salió de su lugar de hospedaje en la Uiversidad Salesiana y pretendía llegar hasta la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE), que fue tomada por la policía en medio del estado de excepción que rige en seis de las 24 provincias del país, incluida Pichincha, cuya capital es Quito.
Para frenar su avance, policías antimotines lanzaron bombas lacrimógenas a los manifestantes, que con los ojos llorosos por el gas se dispersaron y luego volvieron a reagruparse.
La CCE ha sido tradicionalmente el lugar que acoge a indígenas que protestan contra los gobiernos de turno.
«El objetivo de hoy es tomar la Casa de la Cultura, albergarnos allá», dijo a la AFP Wilson Mazabanda, un indígena kichwa-panzaleo que llegó el lunes desde Cotopaxi (sur).
De acuerdo con la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), la principal del país, el lunes ingresaron por el sur de la capital ecuatoriana unos 5.000 manifestantes. La Conaie fue clave en las revueltas que derrocaron a tres mandatarios entre 1997 y 2005.
«Ya estamos cansados de este gobierno, el puesto le quedó pesado» al presidente Guillermo Lasso, dijo Mazabanda, que es estudiante universitario.
Tras el primer roce con uniformados, el grupo avanzó al menos dos cuadras, acercándose hasta su objetivo. Ahí, otro grupo de policías advertía a través de altoparlantes que debían protestar «en paz».
«Bajen las armas, somos pueblos de paz», exclamaban los indígenas al otro lado de la calle, con escudos fabricados con señales de tránsito y tachos de basura y pirotécnica artesanal.
El ministro de Defensa, Luis Lara, dijo en rueda de prensa que «la democracia del Ecuador está en serio riesgo ante la acción concertada de personas exaltadas que impiden la libre circulación de la mayoría de los ecuatorianos».
EL UNIVERSAL