Hace dos años nos sorprendió la violenta propagación del virus COVID-19; a finales de 2019 parecía imposible que una pandemia nos arropara, impensable que llegara a nuestra América aquel virus detectado en una provincia china; sin embargo, durante el primer trimestre de 2020, era un hecho, y no solamente el aumento de casos fue alarmante, sino que, en cuestión de días estaba decretada una emergencia sanitaria mundial, todos fuimos obligados a resguardarnos y el pánico ante un posible contagio se sembró en cada habitante del planeta.
Hoy, más de dos años después, intentando entender las causas y aún asumiendo profundas e irreversibles consecuencias, individuales y colectivas, nos preguntamos si acaso la nefasta lección continúa con la aparición de un nuevo virus, que vuelve a encender las alarmas que habían quedado en una corta pausa.
A principios de mayo, y por efecto dominó, España, Reino Unido, Portugal y otros países europeos, informaban sobre la detección de casos con sintomatología compatible con la “viruela del mono”, un virus zoonótico, detectado en roedores, y accidentalmente en monos, que finalmente es el vector propagador del contagio en humanos. A estos países, en cuestión de días se sumaron Estados Unidos y Canadá, y de inmediato fueron reactivados los cercos epidemiológicos en varios países de América del Sur, incluyendo a Venezuela.
Ventajas
“Con respecto al COVID-19, estamos en ventaja por varias razones”, explica el especialista en Infectología, Dr. Mario Rivera: “el hecho de tener una sociedad que está ´paranoica´ por lo que recientemente nos tocó enfrentar con la pandemia por COVID-19, nos permite dar continuidad a las medidas de bioseguridad que bien conocemos”, haciendo referencia al uso del tapabocas, a la desinfección frecuente de las manos y superficies y al distanciamiento social, necesarios para evadir contagio.
Además aclaró el especialista “la viruela del simio no tiene el mismo nivel de transmisibilidad, la forma de contagio está relacionada con la exposición directa a los fluidos de un paciente contagiado, principalmente a través de las vesículas que brotan en la piel, de esta manera el personal que limpia las áreas, que retira lencería del enfermo, que está en contacto directo con él, es quien tiene más posibilidad de contagiarse”.
Otro aspecto imperante sobre la viruela del simio, citado por el Dr. Rivera, quien definitivamente hace un llamado a la calma para que “no cunda el pánico”, es que “No habrá paciente asintomático, todas las personas que porten el virus del simio, tendrán sintomatología: fiebre, malestar general, dolores musculares, ganglios inflamados y aparición de vesículas, similares a las de la varicela (lechina) diseminadas en todo el cuerpo”. De esta manera las posibilidades de contagio se reducen cuando no existen pacientes que aun sin síntomas, sean capaces de contagiar.
“Al existir sintomatología, el paciente deber ser aislado de inmediato y durante al menos 28 días”, el periodo de incubación puede ser desde 8 a 18 días, y la tasa de mortalidad es inferior a 1% “sólo en pacientes que pudieran presentar complicaciones como sepsis, o neumonía, pudieran estar realmente comprometidas”.
También el especialista destacó “las personas que han recibido la vacuna contra la viruela, enfermedad erradicada precisamente gracias a la vacunación, están protegidas contra la viruela del simio”.
En Venezuela, sólo ha sido detectado un caso, la semana pasada en el aeropuerto internacional de Maiquetía, hubo un pasajero con sintomatología compatible con la viruela del mono, que fue aislado y tratado de inmediato. “El protocolo de prevención está activado en nuestro país, el cerco epidemiológico no se ha detenido y eso nos aventaja con respecto a los países vecinos (…) seguimos preparándonos, no existen expertos en la materia, pero sí tenemos mejor y más experiencia, todo un bagaje cultural que nos respalda”, puntualizó el Dr. Mario Rivera.
Transmisión a humanos
Los agentes patógenos de la viruela del simio (bacterias, virus, protozoarios, helmintos u hongos), transmiten la enfermedad a humanos. Existen dos formas de contagio: a través del contacto directo con el animal infectado, o a través de la intervención del agente patógeno.
La viruela del simio procede de África, de las regiones occidental y oriental, donde los casos aumentaron en las últimas dos décadas debido al cese de la vacunación contra la viruela desde 1980, que generaba inmunidad cruzada, la deforestación y la presión demográfica en zonas de bosque tropical, donde viven ardillas y roedores.
Marilyn Luis