La Fiesta Nacional de España se celebró este miércoles, Día de la Hispanidad, con la parada militar y la recepción oficial habituales de los años anteriores a la pandemia, después de que tuvieran que cancelarse en 2020 a causa de la crisis sanitaria y se redujeron en 2021.
En un día soleado en Madrid y presidido por los reyes, el desfile recobró el brillo de otras veces, con la participación de más de 4.000 miembros de las Fuerzas Armadas y de los cuerpos de seguridad, tanto hombres como mujeres, 150 vehículos y 84 aeronaves, reseña Efe.
El desfile comenzó con un salto paracaidista portando la enseña nacional. Tras el izado solemne, se rindió homenaje a los que dieron la vida por España, mientras la patrulla aérea Águila pintaba con estelas los colores de la bandera en el cielo.
«El presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, felicitó a los ciudadanos y animó a celebrar la España «abierta, solidaria, diversa y moderna», la que «crece ante la adversidad», la «de todas y de todos», escribió en Twitter.
Como en otras ocasiones, Sánchez fue abucheado e insultado por parte del público, que también gritaba para pedir que dimita, a pesar de retrasarse para hacer coincidir su llegada con la de Felipe VI y la reina Letizia al lugar donde estaba la tribuna principal del desfile, en la plaza de Lima.
Por el contrario, cientos de personas apostadas en los laterales del Paseo de la Castellana, donde transcurrió la parada, saludaron la llegada de los reyes con vítores, aplausos y banderas.
Los reyes estuvieron acompañados por su hija menor, la infanta Sofía, pues la princesa de Asturias, Leonor, se encuentra estudiando el bachillerato en un internado de Gales (Reino Unido).
Asistieron, entre otros, la mayoría de los ministros, la cúpula militar, el acalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, representantes diplomáticos y presidentes regionales, excepto los de Cataluña, el independentista Pere Aragonés, y el del País Vasco, el nacionalista Iñigo Urkullu, como tienen por costumbre.
El Poder Judicial no estuvo representado, ya que el lunes renunció su presidente, Carlos Lesmes, debido al bloqueo político para la renovación de sus miembros, que llevan casi cuatro años en funciones.
Los reyes se trasladaron luego al Palacio Real para la tradicional recepción con 2.500 invitados (el año pasado fueron 500 y sin cóctel), altas autoridades del Estado y representantes del mundo político, económico, social y cultural.