Alberto, Sandybel y Christian vinieron en ese orden al mundo, y, aunque los años en los que nacieron los hermanos Rodiz, evocan la década de finales de los noventa, la personalidad de cada uno alude la estructura y la vocación de almas milenarias que vinieron a transmitir la enseñanza que, precisamente aún cultivan, para ellos y para los estudiantes que desde ya empiezan a atraer.
Alberto, por ser el mayor, fue el primero en iniciarse en las artes marciales, a la edad de cinco años incursionó en el estilo Shito Ryu de Karate Do, en la escuela Los Francos, a los 10 años ya se había adjudicado el cinturón negro; a él lo siguió Sandybel, quien también desde muy tempranas edades ya porta cinturón negro en la disciplina, y Christian, el menor de los hermanos, no se quedó atrás, y siguió los pasos marciales, coincidiendo los tres en que nada fue impuesto, pero agradecen de los padres, haberles inculcado el fervor por culminar y alcanzar las metas que se inician, “nada puede quedar inconcluso cuando lo comienzas”, expresa, Alberto Rodiz, quien además es abogado y estudia actualmente una carrera técnica.
Christian, al igual que Alberto y con tan solo 21 años, adelanta una carrera universitaria, ingeniería mecánica, y aunque admite que no ha sido un camino sencillo, ese de combinar varias facetas, comparte la perspectiva familiar “hay que seguir, el camino a recorrer es un esfuerzo en el tiempo, nada llega de una vez, no se puede obtener nada sin que implique sacrificio”, perspectiva que comparten con la hermana de ambos, Sandybel, que con tan solo 23 años, en dos, será médico cirujano egresada de la UDO. “Combino los estudios con el deporte, este me desconecta de cualquier situación angustiante, encuentro sosiego”.
Y es que si algo han aprendido, a pesar de sus cortas edades, e imparten los hermanos Rodiz, es el valor del tiempo. “Aprendemos a distribuirlo entre las cosas que nos apasionan, todos los días entrenamos, nos apoyamos entre los tres y también entrenamos por separado, pero nos observamos y corregimos, siempre desde el respeto que sentimos entre los tres”, afirman quienes además del Karate Do, cultivan otro arte marcial, el Taekwondo, que practican en la escuela Yokungteka.
De hecho, los hermanos son selección del estado en esta disciplina marcial. “Y no descartamos continuar la incursión en otras artes marciales, específicamente en las japonesas Ai Kido, Kendo y Judo”, comentan los hermanos, quienes además hacen tiempo para el fútbol y el ajedrez.
Contabilizar las preseas es una tarea titánica, pues desde tempranas edades coleccionan importantes medallas: en el 2011 los tres fueron campeones nacionales en sus categorías en el Karate Do, asimismo en el Open Challenge de Taekwondo en el 2020 cuando ganaron el noveno lugar, llegando a la semifinal en una competencia familiar. “Estamos enfocados en el Campeonato Panamericano del 2023, también en el Centroamericano y del Caribe, para representar la selección y continuar superando nuestras propias expectativas”, comentan los hermanos Rodiz, quienes imparten la modalidad de poomsae en Taekwondo, desde el Colegio de Abogados: “Es uno de los proyectos que hemos podido arrancar con miras a consolidarlo y continuar creciendo, aportando a otros jóvenes, desde las artes marciales, la disciplina y el auto compromiso que nos hace mejores ciudadanos”, afirman. Marilyn Luis