Al menos 61 personas murieron y 150 resultaron heridas en una explosión en una mezquita dentro del cuartel general de la policía de Peshawar, en el noroeste de Pakistán, lo que llevó a las autoridades a decretar alerta máxima en todo el país.
La ciudad de Peshawar está cerca de la frontera con Afganistán.
Tras el ataque las autoridades paquistaníes decretaron alerta máxima en todo el país.
Los socorristas se lanzaron en una frenética operación de rescate para intentar salvar a personas que estén debajo de los escombros, después de que un muro de la mezquita y parte del techo quedaran destruidos.
En el lugar hay una vasta operación de rescate en marcha, lanzada por los bomberos con la ayuda de maquinaria para despejar los escombros.
Pero al caer la noche, había al menos cuatro hombres atrapados, visibles entre las grietas, junto con cuerpos que todavía no han sido retirados.
«Gritaban pidiendo ayuda»
«Los terroristas quieren generar miedo golpeado a quienes tienen la labor de defender a Pakistán», dijo el primer ministro Shehbaz Sharif en un comunicado.
«Quienes luchen contra Pakistán van a ser borrados de la faz de la tierra», agregó.
Una historia de violencia
Peshawar, a unos 50 kilómetros de la frontera con Afganistán, fue golpeado por atentados casi a diario en la primera mitad de los años 2010, pero la seguridad mejoró en los últimos años.
Sin embargo, en los últimos meses la ciudad ha sufrido ataques, sobre todo contra las fuerzas de seguridad.
El país en general enfrenta en los últimos meses un deterioro de la situación de seguridad, en particular desde que los talibanes recuperaron el poder en Afganistán en agosto de 2021.
Tras varios años de una calma relativa, volvieron a producirse atentados de la rama pakistaní de los talibanes, Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), del EI-K y de grupos separatistas baluches.
Pakistán reprocha a los talibanes que deja que estos grupos utilicen su territorio para planificar los ataques, algo que las autoridades de Kabul niegan.
Es grupo ha reivindicado varios ataques en los últimos meses, pero una de sus peores atrocidades que marcó a la opinión pública en Pakistán, fue la masacre de 150 personas en una escuela en Peshawar en diciembre de 2014.