En el día del inicio del periodo cuaresmal, durante la Audiencia General, el Papa no olvidó la guerra en Ucrania, que dentro de dos días cumplirá un año desde su estallido, y reiteró la necesidad de encontrar una solución pacífica al conflicto. «Un triste aniversario», subrayó Francisco, como atestigua el balance de muertos, heridos, refugiados, destrucción, daños económicos y sociales:
“¿Querrá el Señor perdonar tantos crímenes y tanta violencia? Él es el Dios de la paz, permanezcamos cerca del martirizado pueblo ucraniano que sigue sufriendo, y preguntémonos: ¿se ha hecho todo lo posible para detener la guerra?”
El llamamiento se dirigió a «quienes tienen autoridad sobre las naciones, para que se comprometan concretamente a poner fin al conflicto, alcanzar un alto el fuego e iniciar negociaciones de paz». Aquella «construida sobre escombros», precisó, «nunca será una verdadera victoria».
El pensamiento de Francisco se dirigió también a quienes anuncian con pasión el Evangelio en todo el mundo. En particular, el Papa mencionó la iniciativa «Misioneros para la Cuaresma», que apoya a los misioneros polacos con la oración y el ayuno. Una obra, recordó, está «dirigida también a los que se quedaron en Ucrania, devastada por la guerra», llevando apoyo y esperanza a los habitantes de ese país martirizado. El Obispo de Roma se dirigió además a los peregrinos procedentes de Brasil, azotado por el mal tiempo y las inundaciones en los últimos días, e invitó a rezar por «los que sufren por las catástrofes naturales o las guerras» y a ayudarles también con la caridad.
«Que el camino cuaresmal», expresó el Pontífice en este Miércoles de Ceniza, «nos conduzca a la alegría de la Pascua con los corazones purificados y renovados por la gracia del Espíritu Santo», a quien pedimos «que nos inspire los caminos y los medios para ser testigos del consuelo de Dios y artífices comprometidos en la reconciliación entre nuestros hermanos y hermanas para favorecer la paz en nuestra sociedad». Que el Espíritu, añadió Francisco, «nos ilumine y nos ayude a testimoniar la primacía de Dios en nuestras vidas, que nos ama y nos consuela, superando toda desolación».
Al dirigirse a los peregrinos de lengua croata, el Santo Padre exhortó a los jóvenes a «adherirse cada vez más a Cristo», para vivir en plenitud la vida: «La Iglesia cuenta con ustedes: sean siempre generosos, valientes y llenos de esperanza».
Con información de Vatican News.