Por: Francisco Delascio Chitty
Conocido también como pan de pobre, pan de año, pan de palo, fruta de pan, castaña o comida de esclavo. Su denominación técnica es Artocarpus altilis. Etimológicamente, Artocarpus proviene del griego “artos”, pan; y “karpo” fruto; y el epíteto altilis, es voz latina que se traduce como nutritivo alto, en alusión a su porte y a las propiedades alimenticias de sus frutos y semillas, las cuales son ricas en nitrógeno, ácido fosfórico, calcio, grasa, azúcar, carbohidrato, vitamina A y B. El árbol de pan es originario de las islas Orientales y de Polinesia. Antes de la llegada de los europeos en estas regiones, ya sus habitantes habían llevado la planta a las islas de Hawai. Luego, los franceses e ingleses, entre 1789 y 1792, al ver el uso alimenticio que le daban en esas islas a los frutos de la planta, decidieron llevarlas y cultivarlas en las colonias de América para que sirvieran de alimento a los encadenados. Así fue dispersándose dicho árbol por las Antillas y las regiones tropicales de la América. En Venezuela, el árbol de pan se desarrolla bien hasta los 600 metros sobre el nivel del mar, en las zonas cálidas del norte del país. En diferentes localidades del territorio nacional, suele observarse como árbol ornamental en diferentes calles, jardines, patios y antiguas haciendas. El árbol de pan llega a medir unos 20 metros de altura, es un árbol lactífero, es decir que exuda una emulsión lechosa, blanca, llamada látex. Sus hojas son grandes y lobuladas. Las flores masculinas forman una espiga cilíndrica, amarillenta-marrón; las femeninas, de color verde pálido, se reúnen en una inflorescencia subglobosa. Los frutos son globosos, de unos 30 cm de diámetro, cubiertos de apéndices espiniformes de color verde-amarillento; estos apéndices faltan en las variedades estériles (sin semillas). Los frutos aparecen a los 5-7 años de la vida del árbol, y cada árbol puede producir centenares de frutos, que llegan a pesar casi 5 kgs. Las semillas, de color marrón, se encuentran sumersas en la pulpa amarillenta y farinácea. Muy antiguamente la corteza de este árbol se empleaba como tela para hacer vestidos y mantas de camas, y para extraer fibras para realizar manualidades. El látex que brota del árbol, al practicarle una incisión, se emplea para calafatear o impermeabilizar, ya que al ponerse en contacto con el aire y con el sol, se coagula formando una fuerte goma. Tanto la pulpa del fruto como la semilla se hierven en agua con sal o se tuestan, para consumirse bajo la forma de tajadas, arepas o comerse como las castañas europeas. En la medicina popular, su látex se emplea directamente para eliminar los cadillos, callos o verrugas de la piel. Y la decocción de las hojas se toma para combatir la diabetes y actúa además como diurético.
Francisco Delascio Chitty.-