Sin duda alguna, nadie hubiera imaginado que un museo para lamer paredes existiera, pero, en el pequeño pueblo de Grand Saline, en Texas, Estados Unidos, hay un espacio repleto de sal que captó la atención de los habitantes del territorio estadounidense e incluso de turistas que han asistido al lugar para vivir una experiencia completamente diferente.
Aunque la idea pueda parecer insólita, su estructura completamente hecha de sal resalta la importancia de este recurso para la región y lo convierte en un destino único para curiosos y amantes de la historia.
La sal fue un recurso natural vital para la región de Grand Saline y el motor económico que definió la identidad del pueblo durante generaciones. Desde el inicio de las operaciones de extracción a principios del siglo XX, la minería de sal proporcionó empleo a la comunidad y fortaleció su economía local. Este recurso también influyó en la cultura de la zona, con tradiciones y eventos como el Salt Festival, que celebran la riqueza mineral de la región y el sentido de comunidad y orgullo por su patrimonio único.
El Salt Palace Museum es una edificación hecha íntegramente de bloques de sal extraídos de las minas locales. Lo más sorprendente es que los visitantes tienen permiso para lamer las paredes, una experiencia que la mayoría de los museos del mundo no podrían ofrecer.
Según Tomasa King, guía del museo, no hay motivo de preocupación por la higiene, ya que la sal tiene propiedades germicidas naturales. Esta característica distintiva convierte al museo en un atractivo irresistible tanto para turistas como para locales.
Con información de agencias.-