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sábado, enero 25, 2025

#Artículo | El liderazgo resilente en las escuelas desde la realidad educativa actual

‎En la realidad educativa actual, después de dos años de clases a distancia por pandemia  y un regreso a clases presenciales se debe promover un estilo de liderazgo donde el docente sea capaz de dar respuesta a todas las situaciones presentes en las instituciones, donde se observan familias desintegradas a causa de la migraciones, carencia de acompañamiento pedagógico de la familia, niños y niñas con dificultades de aprendizaje, bajo logros de los indicadores educativos.

‎Desde este aspecto, la acción gerencial del docente dentro del aula  debe estar sustentada en un liderazgo capaz de dar solución a todas las situaciones presentes acondicionándose a los cambios producidos continuamente en el ámbito educativo, así como generar estrategias positivas para favorecer la optimización del desempeño laboral en su ámbito personal.

‎En este sentido,  Bisquerra Alzina y Otros (2015) sostiene que: “Un docente que ejerce bien su liderazgo debe ser capaz de comunicar, motivar y movilizar, generando convicción e implicación entre los miembros del equipo, es decir, entre sus alumnos.

‎El como un  líder positivo  debe ser capaz de despertar sentimientos de respeto, compasión, agradecimiento, libertad, ganas de estudiar, resaltar y sobresalir en el grupo, incluso buscando la aceptación del líder, en contraposición cuando el rendimiento académico de los alumnos es bajo es pertinente evaluar su posición como líder y su aptitud hacia el grupo en el proceso de facilitación de aprendizajes.

‎En este contexto, en la actualidad, se amerita un docente de cualquier centro educativo,  que en el aula, sea un líder nato, que sea capaz en el menor tiempo de conocer las aptitudes, actitudes, experiencias, habilidades, capacidades, iniciativas, creatividad y espacialidad de sus alumnos  a fin de realizar una distribución apropiada de actividades que los conlleven al mayor rendimiento académico.

‎Esto implica la selección de las actividades de cada alumno, tanto de forma grupal como individualizadas conociendo la realidad de cada alumno, teniendo un manejo efectivo de grupo.

‎En este orden se requieren cambios en los enfoques de liderazgo del docente en el aula, porque no debemos obviar que las emociones se contagian y generan un gran impacto en los demás.

‎Por ejemplo, la alegría y el buen humor del docente, o una actitud de confianza, propiciarán un clima de aula más alegre, empático, en el que los alumnos se sientan aceptados, parte del grupos, motivados y  positivos.

‎Autora:  Msc. Ismenia Marcano

Roelsi Gudiño
Roelsi Gudiño
Periodista, Productora Audiovisual, Fotográfa, Marketing Digital, Creador Digital
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